El olor de las verduras al cocinarse impregna el pequeño espacio que tiene por cocina, de una diminuta "plantación" en la ventana corta unas cuantas tiras de cilantro, y de otra, algo de perejil. Los hijos de la señora Irie son agricultores, por lo tanto la anciana siempre le baja saquitos de papas o verduras surtidas; ella ama las sopas que hace Rosé. La chica se encargará de llevarle un buen tazón más tarde.
Con un cucharón de madera revuelve el contenido de la olla mientras echa un puñado de sal y especias varias. Por último agrega dos huevos y un sobre de fideos, espera a que se cocinen y apaga el fogón. Camina hacia la ventana y tritura la cascara de los huevos con sus manos para echarlas en la tierra de la maceta en dónde están germinando varios granos. Luego de finalizar ese abono remueve un poco la tierra y se lava las manos; sonríe con dulzura cándida cuando echa un ojo a sus pequeñas plantas de la ventana, verdaderamente le gusta la jardinería y la agricultura, plantar lo que sea la pone muy feliz.
Sube al sexto y último piso con un gran recipiente, la señora Irie degusta la sopa soltando innumerables elogios y la devuelve a su casa con una bolsita de galletas de jengibre, de la cual Rosé no sabe como negarse. Los ancianitos de aquí no se tuercen en el momento de convencerlos de que dejen de tratarla como una niña.
Roseanne es una persona simple, aunque siente vergüenza, agradece la constante ayuda que sus queridos vecinos le brindan, ayuda que obviamente sabe como pagar; además, nunca le molesta hacer cosas por la gente, siente que está obligada a prestar su mano a quien pueda. Una especie de cometido auto-implantado.
No ha sido muy suertuda en la vida pero se considera increíblemente afortunada por existir y por cada oportunidad -a pesar de ser pocas- que ha tenido hasta este punto.
Toma un gran suspiro y se sienta en el suelo, acomodándose entre cojines y alfombra centra la mesita baja y abre uno de los libros que reposan en ella. Han mandado poco trabajo pero le es de utilidad terminarlo de una vez, es consciente de que puede atrasarse en un santiamén si se descuida, posee muchas ocupaciones, por lo que sobrellevar el tiempo es complicado.
Resalta datos importantes sobre el origen de la vida en un libro de biología, en clases lo único que dijeron es que deberían de ir leyendo, le han dado pequeños análisis, lecturas y composiciones.
Ya son las cinco y media, está lista para irse a trabajar luego de estar resaltando líneas y leyendo párrafo tras párrafo, su consciencia puede relajarse entonces, empezó bien, muy responsable y eficiente, espera en serio que nada se le acumule.
Por favor permanece así el resto de año.
[...]
—¿Por qué no pides una pizza? —es la tercera vez que Hana lo sugiere.
—No tengo ganas —Mack entorna los ojos y masajea sus sienes; su madre cree que la pizza lo arregla todo—. ¿Te falta mucho para terminar? Puedo esperarte —no desear cenar sola allá abajo aún le preparen un banquete, no con el ojo vigilante de Hardin como compañía.
—Tú padre está por llegar, así que no mucho —la mujer revuelve un papeleo que se halla en su escritorio, su asistente parado a un lado esperando a que firme ciertos papeles.
—¿En dónde está?
—Osaka —responde su madre; ah, odia que su padre desaparezca en el jet sin más, debe avisarle de estas cosas—. Ve a hacer algo divertido.
—No hay nada divertido que hacer —sí, dice eso teniendo un cuarto de videojuegos, una piscina temperamentada, una cancha de tenis, un gimnasio, un helipuerto, una sala de proyecciones, un jardín de ensueño y una biblioteca que abarca dos pisos.
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R O Y A L S H I L L H S ♡ 王室の丘 H S → b e g i n
RandomSiempre tiene que haber una escuela, un lugar, que te haga sentir inferior de la peor forma. En este caso el ejemplo exagera en magnitudes desproporcionadas. 王室の丘 (Ōshitsu no oka) entre locales, se le conoce a la célebre institución de señoritas fun...