LOS CHICOS DE LA ÉLITE ✔

CAPITULO 10

CAPITULO 10

Eider Lee.

—¿Quién es? ¿Cuál es su nombre y su estatus económico?—Interroga mi madre.

Mi mirada hacia ella es la de una total idiota incrédula, ¿Cómo pide saber el estatus económico cuando el nuestro esta por debajo de lo común? En fin, la hipocresía.

—¿Qué? ¿No puedo saber quién es el novio de mi hija?

— Mamá, se llama Decker y no es mi novio.

Pero a mamá nunca le importa cuál es la verdad y que es lo que resulta una mentira. Inventa cosas en su mundo imaginario a su conveniencia y ánimo.

—¡Decker y Ada! ¡Decker y Ada!—canturrea saltando de un sillón a otro.
—¿Que Decker?

—Es uno de los nuevos vecinos, compañero en el instituto y la única persona disponible en mi círculo social.

Se deja caer al sofá más grande mientras me mira decepcionada.
—¿Dónde quedo yo?

— Eres peor que una niña mimada.

— No olvides que soy tú madre, Eider.

Le lanzó un cojín a la cara haciéndola callar.— Alguien debe actuar con madurez, lo siento.

Hace ademán de querer regresarme el golpe, pero parece arrepentirse en el momento en que suena el timbre de la puerta.

Oh, oh.

— ¿Es él? ¿Dereck a venido a tocar tu puerta?

Bufo fastidiada.

— Es Decker.

La dejo en el sofá, con el cabello echo un desastre y ese aspecto vagabundo que la caracteriza siempre que está por casa. En realidad, jamás se esmera, siempre encuentra la manera de verse como una soltera abandonada y es bueno porque cuando alguien viene a buscarme le apena tanto su aspecto hogareño que prefiere quedarse con la intriga de saber quién es.

— Adiós, madre.

Abro la puerta principal encontrándome de nuevo con mi nuevo amigo, Decker.
E

s increíble como alguien puede verse bien solo con unos jeans y una simple camiseta gris, además, por alguna razón el gris hace notar más sus ojos azules y el rubio de su cabello.
Yo por otra parte, realmente me siento como un trapo viejo, no quise arreglarme ni siquiera un poco por culpa de mi madre que no dejó de decir que Decker era mi novio y nuestra salida era una cita.
Opte por parecer vagabunda para evitar comentarios bobos, y ahora estoy arrepentida por no ponerme Jeans.

— Increíble, empezamos a conocer nuestro peor aspecto.—dice al momento justo en que me mira.

— Me alegra que lo notes.

Cierro la puerta detrás de mí.
Cuando lo miré quise saludarlo con un beso en la mejilla, y sentí una opresión en el pecho cuando recordé que al único que saludaba de esa manera era a Will.

Lo extraño aunque cueste aceptarlo.

— ¿Cuál era esa emergencia de amigos de la que querías hablar, cielo?