LOS CHICOS DE LA ÉLITE ✔

Capítulo 26.

Theo Ackerman.

En el televisor, un debate estupido sobre el aborto se lleva a cabo. Mis hermanos lo ignoran, hablan entre si sobre lo que ha pasado en los últimos días. Pero aunque mi mente igualmente no deja de maquinar, no puedo evitar el hecho de contradecir la postura de aquellos que argumentan en contra.

Viví 9 años en un horfanato, en el que junto a los que ahora son legalmente mis hermanos, pasé por abusos, y necesidades que un niño desempleado y sin alguna persona que viera por él debía pasar.
El primero con el que hice una hermandad fue West, tan sorprendente como suena, él era inocente y decidí protegerlo. Me hacía sentir fuerte pensar en proteger a alguien, era como ser suficiente. Después, para protegernos de los abusos de los niños más grandes, nos unimos a Exael, quien tenía bajo su protección a Matt, y por último, nuestra pequeña familia se complemento con Decker, quien protegía con su alma a Jean; quien en ese entonces, era un indefenso niño miedoso.
Es gracioso los papeles que teníamos al principio, y sin embargo al conocernos todos nos convertimos en protectores de todos. E hicimos un juramento, no había dinero, ni élite ni nada que nos diera poder más que nosotros mismos. Y juramos protegernos siempre, aunque hubiera tales diferencias entre nosotros. Nos fuimos leales a los 10 años, y apesar de todo nos seguiremos siendo fieles ahora.

Tuvimos la suerte de ser adoptados juntos por una poderosa pareja que no podia tener hijos. Todo gracias a nuestra hermandad, a nuestro gran poder en conjunto y al potencial que ambos vieron en nosotros para futuramente manejar los negocios.
Y sin embargo, si yo tuviera el poder de decidir si mis padres biológicos, aquellos hijos de puta que no fueron suficientes para mí, puedieran evitar mi nacimiento sin duda lo haría.

¿Porqué? Simplemente, porque a pesar de los beneficios de ser un Beckham en la sociedad, nunca me he sentido completamente feliz. Es como si mi maldita vida fuera una novela escrita por alguien que quiso darme el papel del imbécil con vida triste. Con una carga que aunque intento, no se quita de mi espalda.

— Eider estará bien.— me dice Decker entre un silencio mental que de repente me invadió la mente.

¿Estará bien? No estoy seguro, lo que sé es que yo no lo estoy. Y estoy seguro que no lo estaré en mucho tiempo o quizá nunca.
Es probable que estos meses haya estado pensando más en mi que en todos los años de mi vida. Y es porque tan fácil como mi madre me fijo un destino no he dejado de pensar en ello.
Hace dos días que Eider volvió a su casa, no he recibido llamadas o mensajes, ni de ella ni del imbécil de William. Y aunque suelo pensar mucho en ella todos los días, en mi mente solo está otra mujer. Una maldita y manipuladora mujer a la que Jean y Matt han ido a controlar, y que seguramente volverán en cualquier momento; Mi madre, la mujer que no me dio la vida, pero si las facultades necesarias para vivirla. Y por más que Exael la excuse diciendo que las cosas que hace son por nuestro bien, estoy seguro que vendrá acompañada de mi futura esposa. Y que sus intenciones no son precisamente las mejores.

— ¿Crees que yo estaré bien?— no digiero mis palabras hasta el momento en que ya están dichas. Y aunque quisiera devolver el tiempo para evitar hacer esa estúpida pregunta, es muy tarde porque Decker me ha escuchado.

— No lo permitiré Theo.— me dice con esa voz suya llena de firmeza.— No permitiré que te cases ¿Me escuchaste? Tú estás enamorado de Eider y es con ella con quién estarás al final. Así debe ser, y haré lo que sea necesario para que así sea, yo no...

— Tú estás enamorado de Eider, Deck.— le interrumpo haciendo que se quedé en silencio. Sin saber que decir o que hacer.— Y yo nunca te haría eso a ti, porque de los dos... Solo hay uno que la merece y ese eres tú.