Capitulo 23.

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Capítulo 23

Eider Lee.

Me cuesta respirar, supongo que volver al cigarro no me va a dejar nada bueno.
Mucho menos teniendo un antecedente de adolescente asmática.

Intento de nuevo cerrando los ojos.
Nunca me había costado tanto trabajo dormir, regularmente basta escuchar una canción relajante, mis pastillas y todo se vuelve claro a mis ojos. Pero en esta ocasión no consigo hacerlo, y me cuesta admitir que quizá es porque no quiero hacerlo.

Han pasado días desde la última vez que hablé con Decker. Decidí fingir demencia y no hacer preguntas ¿A qué se refería cuando hablo de mi cliché cumplido? Quizá sé la respuesta y no quiero admitirla, quizá... Me he llenado de tantos quizá...
Sin embargo el deseo de solucionar las cosas desapareció cuando él dejó clara una cosa; no hay nada que arreglar con alguien desleal.

Y supo herirme al decir aquello.

Al final, su intento de disculparse conmigo resulto en yo buscando sus disculpas. Es probable que durante todo este tiempo haya sido injusta, pero tampoco es justo que se me culpe por estar asustada, no es justo que deba cargar con eso yo sola.

Cómo sea, otra cosa que me pasa por la cabeza a cada segundo es aquella tarde que pase con Theo en el hotel. Esa gloriosa habitación de hotel que me convirtió en la mujer más estúpida de todas. De nuevo quise fingir no ver lo que era evidente y terminé perdiendo los estribos y como extra las llaves de la competencia. Solo fue un estúpido juego.

— Duerme ya...—murmuro contra la almohada.
Pero un sonido proviniente de mi móvil me distrae. Lo enciendo a pesar de haber estado evitando hacerlo durante bastante tiempo.
Es un mensaje de texto.

Número desconocido.
Quisiera hablar contigo acerca de lo que pasó entre nosotros en el hotel.

Esas palabras consiguen mover algo dentro de mi, como si las mariposas fueran reales. Pero también me recuerda que fuí utilizada ¿Qué tan real fue ese beso? Pudimos dejarlo así, besarnos y ya, hubiera creído en su veracidad. Sin embargo robó mis llaves y hizo creer a Exael que follamos, se lo hizo creer a todos. Cómo si unos cortos minutos dentro de una habitación fueran suficientes. Cómo sea, no consigo deducir si lo que pasó ese día en la habitación fue real o formó parte de su plan para humillarme.

Número desconocido.
Quisiera verte mañana. En la cancha de fútbol del instituto por la noche. Muero de ganas de verte.

Me muerdo los labios antes de atreverme a responder. Es simple, un sí o un no.

Para: número desconocido.
Te veo mañana a las 7. También quisiera que habláramos.

Se lo conté a Decker antes, si pretendo sincerarme quisiera hacerlo con todos.
Especialmente con él que está detrás de los mensajes.
Después de presionar el botón de evitar, no recibí ninguno más, y me sentí aliviada, quizá era lo que necesitaba. Porque después de eso, me vi envuelta en la brumosa sensación del sueño.


***

West Cowell.

Mi madre sabe cómo cagarla siempre.
Incluso cuando no espero nada de ella, sabe cómo colmarme la puta paciencia.

— Solo porque es mi madre.—sentencia Matt, quien se encuentra del otro lado de la habitación. Mirando fijamente el ordenador. — te juro que cientos de veces he querido mandarla al demonio.

LOS CHICOS DE LA ÉLITE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora