En Wester Colleege nada es lo que parece.
Los chicos de la élite. Una élite conformada por seis chicos ardientes e inalcanzables, si, ardientes. Nadie sale de su círculo así como tampoco nadie entra.
Pero eso cambia en el momento en que una chica...
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JEAN ADAMS
Diciembre 19, 2019
— Quiero que me escuches, ha muerto y debemos hacer algo para que nadie sepa cómo sucedió todo, ¿Está bien? Somos una maldita familia, debemos estar juntos en esto...
Escucho mi respiración como una melodía lejana, no parezco estar en mi propio cuerpo sin embargo logro escuchar cada una de sus desesperadas palabras como un recordatorio de lo jodidos que estamos. ¿Cómo mierda sucedió? ¿En qué momento... Murió?
Siento un frío recorrer mi espina dorsal, me invade un miedo que me siento incapaz de decir palabra alguna, de mover siquiera un músculo. De echo justo ahora no sé si está oscuro o si tengo los ojos cerrados, siento unas manos sobre mí, escucho el llanto de alguien... ¿Hombre? ¿Mujer? Lo que sea, solo sé que quien sea que llora está tan asustado como yo, ¿Cómo saldríamos de esta?
— Jean mierda escúchame.— Me dicen de nuevo, pero sigo sin reconocer a quien pertenece esa voz.
— No.— Murmuro y me sorprende sentir que la voz que brota de mi garganta no es mía, pero lo es.— No puedo... Esto es demasiado.
Sin embargo debía hacerlo, ponerme en pie, recuperar la cordura, sonreír de nuevo y convencer a la policía que todo esto... Además de terrible era necesario.
JEAN ADAMS
2017, Rolling city.
Camino por la acera lejos de los puestos que forman parte de la feria, las personas desconocidas no son mis favoritas y no suelo decir ni siquiera una palabra a ninguna que no me resulte interesante, sin embargo he de admitir que aunque todo este juego a "Soy un pueblo feliz" apeste, es un buen lugar para conocer aquello de lo que tendré que rodearme los siguientes meses.
Palpo en mis bolsillos una vez hasta conseguir sacar un cigarrillo, sin embargo, recuerdo las palabras de la chica castaña y la mirada de pánico del pelirrojo y opto por dejar el cigarrillo en mi bolsillo, aunque los nervios me estén matando prefiero esperar hasta llegar a casa que encontrarme con alguien incluso más fastidioso que aquella chica con gusto en la ropa terrible, de hecho, todo el mundo en este pueblo parece no saber que hay colores en la ropa que no se deben mezclar jamás.
Algunos pueblerinos con medias verdes pasan por mi lado y me sonríen, hacen que me vea en la terrible necesidad de devolver el gesto.
Mierda, ¿Desde cuándo me volví como mi hermano?
Cómo sea, debo intentar adaptarme a mirar cosas terribles como unas medias rosas, con un short blanco encima y una playera verde con manchas amarillas. Aunque la chica tenía lindo rostro, no parecía muy inteligente y menos con la compañía del rubio escuálido.
