CAPITULO 8

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Exael Scott.

Cuando piensas en el ¿Que haría yo? Ninguna respuesta es cierta.

¿Que haría yo si me asaltarán? Obviamente luchar.

¿Que haría yo si la chica que me gusta comienza a salir con otro chico? La olvidó y siguo adelante.

¿Que haría yo si estuviera rodeado de mucha sangre? Guardo la calma.

Ninguna respuesta es cierta, porque la realidad es que permaneci inmóvil cuando me asaltaron, no tuve tiempo de reaccionar. La realidad es que me dolió que me quitarán el amor de la chica que me gustaba, y fue peor darme cuenta quien lo hizo.
Hace falta vivirlo para saberlo.
Y hoy que estoy cubierto de sangre, lo último que puedo hacer es guardar la calma.


Actualidad...

Eider Lee pronto se convirtió en un enigma que necesito descubrir.

¿La razón? Simple, Theo tiene razón, esa chica no me miró primero a mí. De hecho creo que ni siquiera se ha molestado en mirarme.

Para ella posiblemente soy solamente un chico más en el mundo, y aunque eso sea verdad, en mi mundo no me gusta que las cosas funcionen de tal manera.
Ademas, Theo y Jean la odian y esa es una buena razón para hacerlos enojar. Me gustan los problemas, en realidad todo el caos alrededor siempre es culpa mía, pero si mis desastres son enormes. Los que Jean y Theo traen consigo son siempre más grandes.

La verdadera historia de nuestra mudanza en realidad tiene que ver con mis desastres. Sin embargo, Theo Ackerman tuvo mucha influencia, supongo que por eso se esfuerza en no querer arruinarlo.

—Pero mira a quien tenemos aquí.—Murmura Jean, quien camina a mi lado por las calles del pueblo.

Busco algún culpable alrededor hasta que doy con el posible dueño de la molestia de mi hermano pequeño.
Un chico por supuesto, rubio, alto, delgado y con esa mirada despreocupada en su rostro, luce como todo un chico ejemplar. Y yo odio a los chicos ejemplares.

Recuerdo entonces por su aspecto físico, que es el amigo de Eider, aquel que había retado a mi hermano en la boba competencia de pintura y a quien describió exactamente como el chico que ahora camina despreocupado por la calle.
Jean estaba enojado cuando lo mencionó y supongo que sí su enojo por Eider desperto mi interés, el chico rubio que ni siquiera nos ha mirado, también puede hacerlo.

—¿Quien es?—cuentiono fingiendo que no he llegado ya a una conclusión solo para poder tener la certeza y no cagarla. Odio cagarla.

—¿Wilmer? ¿Wesley?—se pregunta a él mismo.—No lo recuerdo, pero estoy seguro que era un nombre con W.

Sonrió.

Jean Adams si que recuerda su nombre, me atrevo a decir que sabe más que solo su nombre. Él es así, jamás olvida el nombre de quién no le agrada, digamos que cuando alguien aparece y no conecta con su personalidad (o en otras palabras, lo odia) suele anotar su nombre en una lista negra que mantiene oculta en su cerebro.
Suele tomar medidas drásticas cuando eso sucede, y eso lo sé porque yo he estado en esa lista.

—¡Wilmer, que tal!—Exlcamo enérgico en dirección al rubio.

Es cuestión de segundos para que el chico exprese con su mirada la molestia que mi presencia y la de Jean le causan. Hace algo raro con los puños, como si encajar sus uñas en la palma de su mano le ayudará a tranquilizarse, o a evitar explotar.

Que curioso, nunca tuvimos el placer de presentarnos.

— ¿Tu eres Eliott el nuevo vecino? que gusto.—responde con una somrisa que de no ser porque reconozco a alguien falso en cualquier lugar, habría creido, es verdadera.— Jean, ya no tienes cigarrillos contigo, supongo que Eider lo dejó claro.

LOS CHICOS DE LA ÉLITE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora