Mi Primer Amor <3 ♥❤SHEO❤♥ <3

Temible papel - Capítulo 24

Me recargo en la silla, apoyando mi peso en el respaldar. Las puntas de mis pies chocan entre sí, el leve balanceo que estos emiten de adelante para atrás dan un ágil movimiento de intranquilidad. Mis manos sujetas a los bordes de la silla con los dedos inquietos por solo moverse con tal de pensar en otra cosa que no sea la voz de mi madre parada frente a mí. 

Veo a Theo de reojo, él también me está mirando. El espacio que nos separa es nada más y nada menos que mi madre. El papel de ‘‘las reglas’’ pasa de ser un pequeño cuadrado, como recuerdo yo, a ser multiplicado por su mismo tamaño unas diez veces más. Al terminar de desenvolver por completo lo que sería ‘‘Prohibido para una relación’’ mi madre se coloca unas gafas para leer, comenzando con las normas.

–Regla número uno… nada de relaciones hasta que se casen– Me ruborizo con solo recordar que ya incumplimos esa regla, desvío la mirada hacia Theo que hace todo lo posible para retener una sonrisa.

–Prohibido estar solos en una habitación– Camina entre nosotros alejando su vista del papel para mirarnos detenidamente, analizando nuestro movimiento, expresiones que nos delaten. Me mantengo serena, o eso intento. 

Mi madre prosigue –Nada de dormir juntos...– Somos los mejores rompiendo reglas, aprieto los labios, mis pies siguen inquietos raspando el piso al momento de subir y bajar.

–No tocar más piel de la que se debe– Vamos en la cuarta regla y por el momento todas han sido incumplidas.

–No sobrepasarse con caricias, abrazos, besos…– Apoyo mi mejilla en la palma de mi mano, con el codo en el barandal de la silla. Si sigue con el pequeño gran listado, nunca saldremos de aquí.

–No descuidar sus estudios…– Su voz se pierde en algún punto de mi mente, deseando por un momento dejar de escuchar. Las manijas del reloj se mueven con el sonido del tic tac que producen, distrayéndome del discurso de mi mamá. En este momento cualquier cosa podría llamar mi atención, comunes, el sonido de la música de la vecina de al lado, los motores de los carros en la avenida, hasta el simple adorno que veo en la repisa.

–¿Han entendido?–

Después de una interminable hora con seis minutos y exactamente cuatro segundos, lo sé porque me la pase viendo el reloj todo este tiempo, su mirada se posa en nosotros para saber nuestra respuesta. Afirmativa por parte de Theo, vuelvo los ojos a ella que espera mi confirmación, solo asiento con la cabeza, a pesar de que solo preste atención a las primeras seis reglas, sin contar que no las escuche completas.

Alguna excusa a de haber para salir de aquí. Sé que esto no se ha acabado todavía, seguramente una charla sobre cada punto que dijo anteriormente, la explicación de algún tema o un simple pero largo consejo. El pretexto de que hay tarea siempre funciona, o casi siempre, mañana es la entrega de notas finales de lo cual mi madre sabe muy bien por lo cual no me queda evasiva alguna para aunque sea intentar huir de aquí.

 Pero se me tiene que  ocurrir algo, lo que sea en estas situaciones pero algo.

–Mamá, yo tengo que…– Sin esperar, las palabras solo salieron. ¿Ahora qué digo? Eso es lo que me pasa por hablar antes de pensar. Un golpeteo constante, dos, tres, tres tocadas. –Tengo que abrir la puerta– Al menos alguien me salvo del momento.

Una doctora. Su cabello rizado recogido para atrás con una bincha, tez trigueña, viste un impecable uniforme blanco hasta las rodillas y el infaltable estetoscopio colgando de su cuello. ‘‘Dra. Shepard’’ logro leer en la parte superior de su vestimenta.   

–Soy la Doctora Shepard, estoy buscando a…– Mi madre se asoma por detrás de mí. Al notar la presencia de la doctora la dejó pasar de inmediato, como si estuviera esperando que viniera, como si es que ya lo hubiera planeado, puede ser que sea así.