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Capítulo VIII

El encapuchado se quedó esperando en el exterior mientras él lograba escuchar cómo se movían sillas, una mesa, también lograba escuchar tazas de un lado a otro y una jarra que contenía agua comenzaba a hervirse lentamente.

El encapuchado estuvo ahí fuera unos minutos mientras lograba escuchar como la jarra eléctrica estaba por terminar de hervirse. Además, pudo escuchar como servían el agua en las tazas mientras dejaban sobre la mesa dos tazas en la mesa y se podía escuchar como colocaban cucharas a aquellas tazas.

De pronto una de las personas abre la puerta a la oficina para llamar la atención de el encapuchado que estaba muy atento a lo que estaba pasando en el exterior.

Una señora de una mediana estatura estaba discutiendo con un hombre en la secretaria general, la señora se notaba muy molesta y parecía estar pidiendo ver a una persona en especial.

–Lo lamento señora pero no puede entrar todavía –comenta este hombre para que este enfureciera más a la señora quien se dirige a la entrada de una de las oficinas que estaban en ese lugar.

–Señora ya le he dicho que no puede entrar –comenta nuevamente este hombre quien se acercó a la puerta para que este se quedará frente a esta mujer.

–Ejem –interrumpió una voz, esta voz ya no era del hombre, ni si quiera de la mujer que habían hablado recientemente, está voz era de un joven que tenía un cuarto de siglo que estaba frente a él haciendo que el encapuchado entrará en sí y volviera a verlo–, ya puede entrar-

Este encapuchado asintió para que este comenzará a entrar en la oficina viendo que había una gran mesa de color anaranjado que estaba frente a él.

–Por favor tome asiento –comenta esta persona quien comenzaba a quitarse la máscara blanca para que el encapuchado asintiese rápidamente. El encapuchado se acerca a una de las sillas para finalmente, sentarse al lado de la mujer y se quitará por fin el pasamontaña.

–Bueno, estamos aquí –comenta uno de ellos quien se acercaba a la ventana que tenía aquella gran oficina –¿Por qué no nos dices que es lo que tienes en tus planes para hacer que este país finalmente sea nuestro?

Todos se quedaron mirando a Walker para que este rápidamente se moviera un poco en la silla arreglando su abrigo para luego aclararse la garganta.

–La verdad es que estoy haciendo todo a mi manera, en este primer día he asesinado a la familia Murray porque ellos no quisieron volver a la organización para proteger de sus hijos gemelos, asesine a Xavier Winston nuestro consultor criminal que teníamos que nos abandonó para irse con su mujer y su hija para protegerlas de nosotros –ante esto el hombre se volteaba a ver con una sonrisa malévola al joven que era el encapuchado–, lo mismo paso con Alison Davis quien tuvo una visita de último minuto con esa agencia maldita que acaba de inaugurarse, habían siete personas hablando con ella.

Ante lo mencionado recién por Walker el hombre que estaba parado finalmente cambio su sonrisa malévola a una sonrisa seria.

–¿Qué Agencia? –comenta el hombre quien se sentaba en aquel asiento con mucha lentitud viendo a Walker.

–La agencia NASYC –comenta dejando sorprendido al hombre quien golpea la mesa con sus puños.

–¿De casualidad mi hijo Eric no fue a ver a tu jefe? –comenta uno de los hombres que estaba presente.

–Lamento decirlo, pero está muerto –comenta Walker quien se acomodaba en su silla.

–¿Qué es lo que paso? –comentando tratando de analizar lo que ha dicho Walker.

–Tuve que matarlo –esto último hace que ese hombre intentará subirse a la mesa el golpeteo de la mesa por parte del hombre que fue el último en sentarse se sintiera, esto hace espantar al hombre que quería acercarse a Walker para que se volviera a sentarse y arregla su traje color negro.

–Da las razones por la que tuviste que mata a su hijo –comenta el otro hombre que tenía un traje color beige.

–Tenía planes de acabar con Kyle Rollins que es el que hizo ese comando especial –comenta Walker–, dónde murió ustedes ya saben quién, si lo hacía nuestro plan se iría al traste –comenta Walker–, también fue ordenes de mi jefe.

–¿Eres estúpido o qué? –fue lo que comenta el hombre de recién para que la mujer se le quedará viendo confundido –matar a Kyle Rollins es la única forma para debilitar a esa agencia –comenta el hombre tratando de calmar su sed de venganza por la muerte de su hijo.

–Estoy muy de acuerdo con lo que ha hecho Walker –comenta el hombre quien se levanta para acercarse a la ventana, estando frente a ella comienza a sacar de sus pantalones una pistola beretta APX tactical de color beige sin ser visto por los demás.

–¿Qué es lo que estás diciendo? debemos debilitar a esa agencia tomando por sorpresa la muerte de ese estúpido idiota, ¿Qué es? –ante esta pregunta se queda mirando a Walker.

-Por lo vi, parece ser el jefe de la primera división de aquella agencia –comenta Walker.

–Lo ven, debemos acabar con él, es el eslabón más débil –comenta aquel hombre con traje negro.

El hombre que estaba más cerca de la ventana tenía en sus manos su pistola para acercarse lentamente al hombre de traje negro.

-Mira, tienes razón Patrick –comenta el hombre que se quedaba detrás de uno de los que lo habían acompañado para que lentamente levantara su pistola–, pero primero hay que debilitar los Estados Unidos y cuando se esté desbaratando poco a poco allí recién deberíamos tomar por sorpresa aquella agencia –comenta este hombre para colocar detrás de la cabeza de él hombre.

La mujer que estaba enfrente del hombre de negro se apartaba un poco más a la derecha acercándose a Walker quien comenzaba a tomar la taza de café que tenía frente suyo.

–¿Qué está haciendo? –comenta asustado el hombre de negro quien sentía la pistola en su cuero cabelludo.

-No necesitamos más de tus servicios mi querido amigo –comenta el hombre para amartillar la pistola.

–Espera por favor no vale la pena matarme en estos momentos –comenta muy asustada esta persona –tengo otra idea.

–Lamento decirte que en estos momentos tu única idea era la de matar a Kyle Rollins y eso no nos conviene–comenta colocando su dedo índice en el gatillo de la pistola.

–Por favor te lo suplico –comenta el hombre más asustado que nunca–, tengo una esposa.

–Lo lamento por ella –comenta el hombre para que este comenzará a presionar el gatillo, este gatillo se hacía atrás lentamente para que de pronto el gatillo llegará al final de la pistola.