La Elegida [d.malfoy] - FINALIZADA

Capítulo 1

Draco Malfoy

Mirándome al espejo por última vez antes de partir mi camino hacia El Ministerio, acomodé la corbata del traje negro que llevaba puesto.

Perfecto —pensé al observar mi reflejo.

Bajé las escaleras de La Mansión, las cuales me dirigían a la sala de estar en dónde mis padres Narcissa y Lucius Malfoy ya se encontraban.

Faltando unos cuantos escalones para bajarlos completamente, ambos me miraron. Mi padre con ese rostro serio que tanto lo caracterizaba, igualmente vestido completamente de negro y su bastón en la mano derecha. Aparté mi visión de él, no era un buen día y prefería que no me lo fuera a arruinar más. Mi madre por otra parte quién era todo lo que mi padre nunca fue para mí; Una buena mamá, me sonrió de boca cerrada y estiró su mano para que la tomara.

—Luces muy guapo hijo —dijo ella acomodando el cuello del traje, era una costumbre que tenía la cuál sinceramente empezaba a cansarme. No se lo diría nunca, es mi madre y es la única persona a la cuál jamás podría hacerle daño, es muy sensible y pensaría que ya no la quiero o algo parecido.

—Gracias —respondí con un tono apagado, no se le hizo extraño ya que era mi tono desde hacía ya 2 años, pero claro que le preocupaba, después de todo quería que avanzara. Constantemente me repetía que estabámos a salvo, que El Señor Tenebroso no volvería y que era momento de que buscara mi verdadero camino; amigos, actividades e incluso una esposa.

—Te ves presentable. Es momento de irnos —mi padre era quién más ansiaba que me comprometiera, específicamente con una mujer de sangre pura. Me importaba una mierda todo eso del matrimonio, me odio a mí mismo por quién fui hasta hace 2 meses y medio que concluyó la guerra, si yo no me amo ¿Cómo espero que alguien más lo haga? y lo más importante, ¿Cómo alguien podría amar a alguien como yo? De todos modos, si voy a casarme quiero hacerlo con alguien que ame. No quiero vivir un infierno toda mi vida. Ya no más.

Tomando la mano de mi madre los tres nos aparecimos en El Ministerio, mientras recorriamos el edificio para llegar a la sala de juzgados, docenas de periodistas se atravesaban con el propósito de tener la mejor foto de La Familia Malfoy y publicarla en su periódico con algún encabezado como "¿Cuál es la condición para salvarse de Azkaban?", "¿Inocentes?", "¿Trato justo?". Al menos esperaba leer algo más original, siempre eran los mismos titulos.

Mi madre había traicionado al lado oscuro en el momento que les mintió con respecto a que Potter se encontraba muerto, Gracias a aquello nos permitieron ser libres... Claro que con alguna condición, porque para los idiotas del Ministerio no fue suficiente con lo que ella había dicho y hecho. No sabíamos cuál era y por eso estabámos hoy aquí, sería nuestro juicio para determinarla.

*

Me sentía como un animal de zoológico; todos los presentes mirándonos, tomándonos fotos o gritando las mismas preguntas absurdas que he escuchado estos últimos meses. Aunque a los animales no les hacen preguntas. Sinceramente, preferiría ser uno en estos momentos, cualquier cosa sería mejor que estar en medio de mis padres con la cabeza cabizbaja, intentando salir vivos y completos del Ministerio.

Un muggle. Un maldito y asqueroso muggle sería lo que nos podría mantener fuera de Azkaban. El juez determinó que alojaríamos en la Mansión Malfoy a un estudiante de intercambio y al terminar el año se realizará un juicio para ver que tan grata o no fue su experiencia con nosotros.

En un par de semanas nos dirán si es un chico o una chica y sin importar lo que sea que sea, sé lo mucho que nos costará ser amables. Después de todo lo entiendo, es un vil y muy cruel acuerdo y lo merecemos.

Evangeline Wright

Llevaba días esperando mi carta de aceptación de intercambio. Empezaba a angustiarme debido a que mis conocidos que también se habían metido al programa recibieron la suya hace semanas.

Era mi último año de preparatoria, no me importaba perdérmelo aquí en Escocia, pues no tenía mucho que disfrutar. No tenía tantos amigos, mis padres estaban muy ausentes y desde hace un tiempo tengo ganas de visitar Inglaterra, así que pensé: ¿Por qué no disfrutar mi último año en otro país? Y fue así como decidí meterme a un programa de intercambio.

Mamá salió de su oficina en casa y suspiró con una pequeña risa al verme sentada en las escaleras frente a la puerta, justo en ese momento papá llegó del trabajo, hizo que me levantara rápidamente al creer que por alguna extraña razón el cartero abriría la puerta y sería mi carta.

—¿Qué creíste? ¿Que era el cartero o te alegró ver a tu padre?

—Justo pensé que eras mi carta —pasaba poco tiempo con ambos, pero en aquellos pequeños momentos nos llevabámos increíble.

—Si me abrazas y dices que me extrañaste, te doy un obsequio.

—¿¡Es mi carta!? —caminé hacia él.

—¿Qué fue lo que te pedí?

—Hola papi, te extrañé demasiado, me alegra que hayas llegado —dije abrazándolo y enseguida extendió su mano entregándome una carta.

—¡Llegó! No puedo creer que me hayas echo hablar como niña de 5 años —mis padres se saludaron con un beso mientras yo despedazaba el sobre. Antes de desdoblarla los miré— No es carta de la universidad, pero esto es realmente importante para mí. ¿Y si me rechazaron?

—Si es así, llevaremos por un helado a nuestra pequeña de 5 años —dijo mamá a lo cual solté aire por la naríz con un pequeño ruido de risa.

Leí el primer parráfo y mi corazón se rompió.

Se rompió al pensar que mis padres me extrañarían mientras yo viviría el mejor año de mis 17 años de vida.

—¡Me voy a Inglaterra! —grité dirigiéndome a ellos con los brazos hacia arriba, también gritaron y ambos me abrazaron.

Al principio no estaban muy seguros de darme el permiso, no querían que estuviera sola en otro país, por suerte el programa brindaba alojamiento con otra familia que su hijo también se fuera a ir de intercambio o una familia dispuesta a abrirle las puertas de su casa a un extraño a cambio de dinero. Podría sonar peligroso y extraño, pero los encargados del programa les hicieron saber que estaré bien y que estarían monitoreando constantemente cómo va mi estancia.