La Elegida [d.malfoy] - FINALIZADA

Capítulo 35

EL JUICIO 2/2

Draco Malfoy

Nunca habían comentado nada sobre la maldita poción que hicieron beber a Vange.

No podía culparla de todo lo que estaba diciendo, si fuera por su propia voluntad, sé que hubiera dicho que siempre la tratamos bien y se terminaba esto.

Aunque no podía negar que me gustaba esto, a pesar de que también había dicho varias verdades sobre mí, estaba comentando aún más de mis padres.

Tenía miedo, pero me alegraba que estuviera diciendo la verdad, una parte de mí no quería que mintiera sobre su trato en La Mansión.

Confieso que entré en pánico al momento de escuchar al Ministro decir mi nombre.

Con todo el valor que pude tomar, me levanté de mi asiento y caminé, para posicionarme a un lado de Vange.

—Señor Malfoy, no hace falta que pregunte si lo que dice la Señorita Wright es verdad, así que díganos, ¿Cuál es su excusa para haberla tratado mal al principio? ¿Y cómo es que ahora están juntos?

—No le pondré ninguna excusa, señor. Acepto que al inicio no fui la mejor persona con ella, estaba molesto por todo lo que me había ocurrido años atrás, pero no debí desquitarme con ella... Y ahora, —voltee a mi izquierda donde estaba ella— quiero pasar el resto de mi vida con ella, no quiero que le borren los recuerdos, Ministro, porque yo... —volví a mirarla— Porque yo la amo.

—¡¿QUÉ?! —gritaron todos en la sala.

El Ministro se aclaró la garganta— Haremos una votación... ¿Quién vota por qué a la Señorita Wright, se le permita conservar sus recuerdos de este último año?

Para mi suerte y la de ella, casi todos los del juzgado levantaron la mano, con excepción de unos 5-6.

—¡Boo! ¡Que aburridos! —Evangeline les gritó a aquellas personas que no levantaron la mano, acompañada de un pulgar hacia abajo.

—Creo que ese asunto está resuelto... Y el otro también. ¡Ya tengo un veredicto!

De reojo pude ver cómo mis padres se levantaban de sus asientos.

—¡Hoy 15 de junio de 1999, declaró que Draco Lucius Malfoy, queda perdonado de su condena a Azkaban!

—¡Si! —Vange festejó, alargando la "i" y levantando los brazos.

—¡Así como hoy, 15 de junio de 1999, decreto que Lucius y Narcissa Malfoy, sean trasladados inmediatamente a Azkaban, por no haber cumplido con la condición!

A pesar de todo lo que me hicieron, no quería eso.

Sentí como si mi corazón hubiera bajado hasta mi estómago.

—¡Draco, Draco! —escuché gritar a mi madre.

—¡No!

Todos los presentes miramos a Evangeline, quién había gritado.

—Por favor, Ministro, le pido que no, se equivocaron, es todo, sé que era una forma de perdonarlos y ellos no cumplieron exactamente con su palabra, pero no merecen ir a Azkaban, los perdono, déjelos empezar de nuevo, lo merecen.

—¿Les parece que hagamos otra votación? —se dirigió a los del juzgado detrás de él, quienes hicieron ruidos con la boca, haciendo entender que aceptaban— ¿Quién está a favor de que se les perdone la condena a Azkaban, a Lucius y Narcissa Malfoy?

Oh no.

No, no, no.

7 personas a favor, de las 30 que hay.

Narrador

Draco sintió que se le vino el mundo abajo, después de todo, eran sus padres.

Corrió tras ellos al ver cómo un par de aurores se los llevaban a la fuerza.

En la sala, solo se podían escuchar los gritos de Narcissa, diciendo el nombre de su hijo y los de Draco suplicando que la soltaran.

Lucius Malfoy mantenía una expresión seria. Dejaba que los aurores lo dirigieran.

Evangeline bajó de la gran silla en la que estaba posicionada, para ir detrás de Draco.

Antes de llegar al estrado, logró tomarlo de los hombros, acto seguido dos hombres lo tomaron de los brazos, para evitar que siguiera su camino.

—¡Esta sesión se da por finalizada! —anunció el Ministro.

Los Señores Malfoy salieron por una de las puertas de la habitación, dejando a su hijo con el corazón roto.

Para su suerte, aún quedaba alguien en su vida. La cuál se encontraba tomando su mano.

Aquello fue de mucha ayuda para darle a entender que a pesar de ya no poder tener a sus padres, no estaría solo, porque la tenía a ella.

Sabían que para él sería complicado seguir adelante, sin embargo, no sería tan difícil al tener al amor de su vida siempre a su lado.

Después de todo eran jóvenes, los cuales tenían todo el mundo en sus manos. Se tenían el uno al otro y era lo único que importaba.