Un mes pasó más rápido de lo que creyó, y tener que arrodillarse ante su madre era algo que lo incomodaba. ¿Cómo iba a decirle que dañó sus pinturas? A pesar de ser bueno en su trabajo de gerencia, seguía con su inútil sueño, que ya se veía más aburrido que otra cosa, más cuando estaba con Henry abrazándole el brazo en la cama. Tener sexo con él se volvió magnifico, y, al mismo tiempo, algo que ambos disfrutaban.
Tomó su celular de la mesita de noche, y se levantó de la cama, acariciándole el cabello al chico. Salió al balcón, sentándose en una de las sillas de este. Su cuarto daba directamente a la piscina, donde Sofía y la pequeña cachorra de su tío jugaban en el agua.
Marcó el número de su madre, esperando a ser respondido.
— ¿Por qué intuía que me llamarías pidiendo plazo? —. La ironía en la voz de su madre lo hizo gruñir. Ya no estaba seguro de si lo que quería era plazo, o una razón para quedarse más en el pueblo.
—Presidenta...
—Madre, que no se te olvide, soy tu mamá, aunque te duela—. Suspiró. No servía de nada pelear de inmediato iniciaba la conversación—. Ahora, dime. ¿A qué se debe tu llamada? No sé nada de ti a menos que tu tío John me cuente.
—Yo... Necesito tiempo.
— ¿Tiempo? ¿Por qué? —. Se estaba haciendo la ingenua. Ray llevó dos de sus dedos a su entrecejo, masajeando las montañas en su piel de allí—. ¡Ah! Por las pinturas. Pensé que te habías rendido—. Ya no estaba seguro de ello, pensó. Siempre pintó porque le hacía falta algo, un placer y emoción que no encontraba fácilmente. Pero teniendo sexo con Henry se daba cuenta que ya no estaba tan enclaustrado en un lienzo.
—Necesito más tiempo, en el pueblo—. Escuchó un suspiro de su madre.
—Nunca has sido honesto, Ray.
— ¿A qué te refieres?
—John me contó una interesante historia. Sobre un lindo omega que ha estado rondando la mansión y que está más en tu lecho que en su propia casa—. Maldito sea, pensó. Su tío era una maruja por completo, aunque sabía que no lo hacía a mal, pensar que su madre podría malinterpretar sus acciones le molestaba.
— ¿Por qué eso debería cambiar mis decisiones, madre? ¿Qué tiene que ver con esto?
—Bastante, en realidad—. No necesitaba verla para saber que estaba sonriendo—. Pero creo que no estás listo para esta conversación aún. Así que, dime. ¿Qué exactamente quieres? —. Ray no lo sabía, honestamente. Si bien necesitaba tiempo, no era precisamente para pintar. Era... para estar con Henry hasta que se aburriera de este.
Suspiró, pesado, mirando por los ventanales de cristal al chico envuelto en las blancas sabanas de su cama. Sonrió de pensarlo. No podía dejarlo en el momento en que su libido estaba tan alta, sentía que no podía estar nunca conforme con él, nunca siendo suficiente.
— ¿Sabes? Ven a la ciudad.
— ¿Qué?
—No digo que vuelvas a vivir. Solo ven unas semanas. Vamos a hablar en persona—. No estaba seguro de... —. Si quieres, trae a ese niño. Quiero conocerlo—. Oh, no.
—Bien—. Sería imprudente refutar cuando su madre parecía de un increíble buen humor.
.
— ¿Viajar juntos? —. Su cara era un poema, de eso estaba seguro. Dejó de mirar su plato de frutas, mirando a Ray sin entender qué deseaba—. ¿A la ciudad? —. No podía decir que no se sentía emocionado ante la propuesta, pero... Viajar a la ciudad, sería la primera vez que salía del pueblo a un gran lugar. Lo que era mayor: Tendría que decirles a sus familiares. Desaparecer de nuevo no era una opción cuando Piper parecía tan constipada.
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A un imposible. |Henray|
FanfictionRay Manchester es un artista que acaba de recibir la crítica más destructiva de su vida. Su carrera comienza a caer en picada, y nada lo hace sentir nuevamente inspirado, hasta que conoce a un joven omega estudiante de artes escénicas, el cual, no s...