— ¡Henry! —. Su hermana saltó encima suyo, abrazándolo con toda la fuerza que sus delgados brazos le daban, mientras le besaba el rostro una y otra vez, emocionada por verlo. Tan solo se dejaba, sonriendo. Ella seguía siendo infantil, aunque fuese mayor que él.
—Piper, deja al muchacho, debe estar cansado—. El esposo de su hermana, Jasper, la tomó por la cintura, alejándola de él. Se lo agradeció, en realidad, sí estaba cansado. Fue una noche larga en el teatro, pero aún más larga en la taberna. Así que solo podía tener ganas de meterse en la bañera y dejar que el calor desinflara sus músculos.
La hija de su hermana, Cami, salió a darle un abrazo en las piernas, y Henry la alzó, caminando con ella por la casa hasta llegar a su cuarto. La dejó fuera de este, porque quería descansar, y se despidió de su familia. Su única familia.
Desde que sus padres murieron en un accidente automovilístico, tuvo que mudarse con su hermana y el esposo de ella. Ambos vivían en una situación económica ajustada, después de todo, eran una pareja joven con una niña. Sus padres le dejaron esa casa, pero él, quien tenía el corazón blando a diferencia de sus padres, recibió de vuelta a su hermana, y la familia de esta. Aunque la casa era acogedora, y tenían bonitos muebles; la situación económica no mejoraba. Henry usaba los ahorros de sus padres para la universidad, y el resto trabajando. Su hermana y Jasper pagaban los servicios; y el mercado era entre ambos. No era un mal trato. Pero... Era difícil en ocasiones.
—Al menos es un pueblo pequeño—. Pero era ese precisamente el problema. Al ser tan pequeño, no había mucha cabida para su talento. Si bien era conocido por su actuación, no quería estar de por vida en un lugar donde murieron sus padres, sin lograr salir de ahí.
Él quería más, y era codicioso por ello.
Se acercó debajo de su cama, encontrando su caja con candado. Eran sus ahorros, los que lo sacarían de ese pueblo algún día.
.
Después de un largo día en la universidad, tenía que ir al bar por su trabajo nocturno. Era bueno no tener presentaciones hasta dentro de dos semanas, pero no dejaba de desgastarse estudiando y trabajando para poder tener una vida cómoda.
Al llegar, se colocó el delantal con un montón de pines y su nombre bordado, una gorra del mismo color del delantal (café), y tomó de la mesita dos menús, antes de salir a unos clientes que recién habían llegado.
Su noche pasó lenta, y agradecía que la música del lugar no fuese estruendosa.
—Es tu turno—. Su compañero, Kevin, le pasó la libreta, señalando con sus ojos los recién llegados. Eran... Los Manchester. Genial. Todos en el pueblo les tenían respeto y miedo por partes iguales. No era de menos, eran los dueños de más de la mitad del lugar, tenían la mansión en una isla privada no muy lejos, y la presidenta de Manchester S.A era una alfa despiadada.
Suspiró, derrotado.
—Una sonrisita no te haría mal—. Carolina le sonrió, dándole ánimos. Normalmente no les gustaba atenderlos, porque eran exigentes, al menos, la mujer del señor Jhon era estricta. Pero, por lo que veía, iba con un hombre.
Se acercó a la mesa, colocando su mejor sonrisa, y dejando los menús frente a ambos hombres. Por alguna razón, reconocía al acompañante, un alfa grande de ojos azules. Las feromonas le llegaron sin aviso, y tuvo que tragar duro. No, no era cualquier alfa, era un prime, y si eso no fuera suficiente, los ojos azules feroces del hombre lo hacían temblar. Era intimidante.
—Bienvenido a Dylan's. Me llamó Henry, y seré su mesero la noche de hoy—. El señor Jhon, quién era conocido en todo el pueblo, no era de menos, prácticamente era el alcalde, sonrió, dándole una mirada al acompañante, que pareció quedarse estático al verlo—. ¿Pas-... —. Antes de poder hablar, el otro hombre se paró rápidamente.
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A un imposible. |Henray|
FanfictionRay Manchester es un artista que acaba de recibir la crítica más destructiva de su vida. Su carrera comienza a caer en picada, y nada lo hace sentir nuevamente inspirado, hasta que conoce a un joven omega estudiante de artes escénicas, el cual, no s...