Estaba tratando de quitar el aceite al fondo de una olla, con la esponja, frotando con fuerza, y de la nada, la puerta del apartamento se abrió tan fuerte que lo hizo saltar. Aliviado de que fuera Richard, dejó su trabajo y se acercó a saludarlo. Era muy noble de su parte esconderlo hasta que las cosas allá afuera se calmaran y pudiese tomar un vuelo a México, donde podría rendir su dinero al ser un país del tercer mundo. No era fácil, esconder a alguien que parecía prófugo. Después de una semana, parecía que el servicio de seguridad de Manchester no se rendía, y se expandió, no solo a la costa del pueblo, ahora había llegado a ese apartamento en Atlanta.
— ¿Pasa algo? —. Richard estaba acelerado. Este no le respondió, dirigiéndose al comedor. Normalmente era más tranquilo. Muy diferente a Riele, Richard era casi libertino, pero bastante cuidador con él. Un soltero que trabajaba en un restaurante como chef principal. Era atractivo, un alfa de poderosa postura, pero agradable.
—Llegaron las pruebas de embarazo—. Su corazón latió. Ambos se sentaron en el sofá. Richard sacó de su maleta un papel y se lo entregó al omega. Estaban en completo silencio mientras Henry leía; se tardó en hacerla porque no creyó que fuera en serio que Ray lo hubiese dejado embarazado, pero cuando empezó a presentar nauseas, Richard lo acompañó a un hospital a hacer la de sangre, saliendo de eso de inmediato.
Henry, terminando de leer, dobló la hoja, soltando un jadeo. Era obvia la respuesta, pero no esperó que a su pronta edad estuviera en un embarazo no planeado. Soltó un sollozo, encogiendo el rostro y bajando la cabeza. El maldito de Ray lo había embarazado. No podía ser cierto, no tan pronto. Aún no cumplía sus sueños, aún no tenía dinero ni trabajo. ¿Cómo iba a mantener a una criatura? Llevó una de sus manos a limpiar las lágrimas.
— ¿Estás bien? —. Henry negó—. Puedes abortar—. El chico dejó de llorar, mirando a Richard como si este estuviera loco—. Aún estás a tiempo, y eres joven—. Eso era... cierto. Pero tampoco había planeado tener un aborto en su vida. En definitiva, no había planeado nada de lo que le estaba pasando.
—Un aborto... —. Era demasiado. No quería exponerse, pero entre más tiempo pasara, más probable y difícil sería esa única salida.
— ¿Cuántas semanas tienes?
—Dos—. Desde que salió del pueblo con ayuda de John, Sofía y Riele, hasta los días en que estuvo escondido en el apartamento de Richard sin salir a ningún lado. Tendría que pasar un embarazo solo. Él siempre deseó tener una familia propia, amorosa; un alfa que lo recibiera con amor. Pero ahora tenía un embarazo no deseado de un tipo abusivo al cual no dejaba de querer—. Esto es un desastre...
—Moverte embarazado será más difícil.
—A los omegas no les crece tanto el vientre—. Recordaba en su colegio como algunas omegas se embarazaban jóvenes. Solo se enteraban de ello cuando, en los últimos meses, se veía levemente el abdomen hinchado, y el olor cambiaba.
—Hablo de tu olor. Lo siento, es muy fuerte—. Henry lo miró, con temor—. Tranquilo, no huele como en un celo. Más bien... Huele como si tuvieses dueño—. Aunque no era así, estaba seguro de que su cuerpo estaba bañado de Ray. Se sintió decaído al pensar que eso le gustaría. Ojalá no fuese tan horrible su relación con el alfa.
Richard estuvo por decir algo, pero el teléfono de la casa sonó. El mayor se levantó a contestarlo. Henry seguía pensando en qué hacer con su situación actual. Estaba embarazado, no quería abortar, pero tampoco quería que eso se volviese difícil.
—Sí... No, no ha salido... Cálmate... Riele... ¡¿Qué?! —. El último grito lo asustó, mirando al alfa, que mordía ansioso su uña—. Sí, ¡sí, ya sé! Cálmate. Veremos que hacer—. Y colgó. Las malas noticias seguían.
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A un imposible. |Henray|
FanfictionRay Manchester es un artista que acaba de recibir la crítica más destructiva de su vida. Su carrera comienza a caer en picada, y nada lo hace sentir nuevamente inspirado, hasta que conoce a un joven omega estudiante de artes escénicas, el cual, no s...