Capítulo 11.

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Leve +18.

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Cuando bajó del cuarto, se encontró con el olor a feromonas llegándole fuerte desde el salón principal. Agradeció haber tomado sus supresores, de lo contrario, su ciclo de celo se adelantaría por tal fuerza. Aunque, había algo extraño en uno de los olores. Lo siguió, llegando al salón principal, donde dos alfas lo recibieron.

La mujer, de físico jovial, le dedicó una sonrisa. Era idéntica a Ray, los mismos ojos azules, más afilados y felinos, y el cabello lacio negro cayendo por sus hombros. Iba con un traje, junto a unos hermosos tacones altos. De estatura por encima del promedio, un rostro atractivo, y delgada cual modelo, mostrando con el traje sus perfectas curvas en las caderas y los pechos.

—Buenas tardes—. Sirvieron los ejercicios de respiración, la alfa se acercó a él, observándolo con detenimiento que hizo titubear su labio inferior—. Debes ser Henry, ¿no es así?

—S-sí—. Aclaró su voz—. Un gusto, señora Manchester—. Era imponente ciertamente, y su aroma era muy fuerte. Como rosas mojadas y viñedos. Parecido al de Ray, solo que más femenino.

—Oh, me haces sentir vieja—. Ella sonrió—. Llámame Camila, querido—. Un rubor subió a sus mejillas, la mirada de Camila no dejaba de estar en él todo el tiempo.

—Señores, la mesa está servida—. Habló Liam, guiándolos al comedor principal.

Todos tomaron asiento en la larga mesa, con enormes ventanales que daban al jardín y al atardecer. La comida era deliciosa, ya la había probado en el almuerzo. El silencio comenzó a reinar, y sus nervios estaban a flor de piel por ello.

—Y bien, Henry, ¿Qué estudias? —. La pregunta lo tomó por sorpresa, separando su mirada del plato.

—Artes escénicas—. Murmuró, no era una carrera que diera muchos frutos. Pero la alfa amplió la sonrisa.

—Debe ser interesante verte actuar. ¿Trabajas en algún teatro?

—S-sí, en el pueblo.

—Fantástico, iré a una de tus funciones—. Oh, de saberlo, estaría muy nervioso antes de pisar el escenario—. Eres muy lindo, Henry—. Ray se atoró con el vino que estaba tomando, comenzando a toser.

— ¡Mamá!

—Ay, tendré que decírtelo más seguido para que mi Ray me diga madre—. El alfa se ruborizó aún más, y Henry solo pudo sentir ternura ante el rostro de este. Continuó comiendo, para disimular así una sonrisa. Ciertamente, Camila era una agradable mujer—. ¿Tus padres qué hacen? —. Una pregunta que lo incomodó. Dejó sus cubiertos, y trató de disimular su nostalgia.

—Mi papá era militar y mi mamá era cocinera—. Murmuró.

— ¿Eran? ¿Se retiraron? —. Esta vez preguntó Ray.

— ¿No sabes nada de Henry? —. Regañó Camila, haciendo que Ray se quedara en silencio. Era cierto, pocas veces hablaba con él, o tomaba interés en saber algo además de lo obvio. Sabía que trabajaba en Dylan's y en el teatro, que estudiaba actuación, y ya. No se había tomado el tiempo de conocerlo, y una parte de él se constipó ante la idea.

—Ellos murieron—. Soltó. Ray miró unos segundos al chico, que parecía más indefenso a normalmente. ¿Cómo no se le ocurrió una pregunta tan básica? Siendo honesto, no sabía ni siquiera las aspiraciones del muchacho, y aunque solo fuese algo sexual, tenía esa intensa curiosidad de saber de Henry.

—Lo lamento... —. Camila agarró por encima de la mesa una de las manos del chico, dándole una sonrisa.

—Está bien, fue hace mucho tiempo—. Trató de sonreír, pero solo logró hacer una mueca, volviendo a la comida de inmediato—. Vivo con mi hermana, su esposo y su hija—. Aunque no podía sentirlos como una familia, ya que ellos se tenían. Eran una hermosa familia, pero Henry no pertenecía ahí. Por eso deseaba tanto salir del pueblo, para poder crear su propia historia.

A un imposible. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora