Cap. 34 (ll)

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(Mía)

Me había tomado el atrevimiento de curiosear el lugar un poco. Su recamara era grande, más que el de Chicago. Tenía dentro su propio bañó y había más cosas. Era muy bonito, además de tener una hermosa vista al jardín donde había demasiadas rosas blancas y rojas. Flores de distintos colores y tamaños. Era hermoso.

Decidí tomar un baño caliente y descansar un poco, más tarde haría algo de cenar. Mientras estaba en la ducha relajándome mire los lados de mis brazos, los cuales Sanders me había lastimado. Se notaba muy poco y el dolor era muy leve. Recuerdo que el no era así cuando éramos niños. Me sobreprotegía pero nunca me lastimó. Al contrario, curaba mis heridas cuando me deprimía y limpiaba mis lágrimas cuando ya no podía más. Mi sentimientos en ese entonces eran confusos porque a veces sentía quererte, otras no. Lo quería porque tal vez en ese momento no había nadie más, no convivia con más personas, solo con el.

De la nada me puse a pensar un poco sobre Josh, Alam, Kary, mi madre, la empresa, la florería, mi hermano…  Dios.

Tantas cosas han pasado desde que conocí a Kary y a Dios. Cosas que he ido aprendiendo de el y de las experiencias que he tenido. No cabe duda de que Dios, ha sido misericordioso. En todo momento así ha sido. Tanto por agradecer.

Saliendo de la ducha y ya estando en el cuarto ore a Dios. Tenía tanto por agradecer y tanto por ponerme a cuentas con el. Es hermoso hablar con el. Es hermoso hablar con Jesús.

Cuando termine, me acosté un momento. Mientras revisaba mi celular me llego una llamada. Era de mi madre:

-¡Mi niña!, ¿Estás bien? ¿Cómo va el viaje? – Pregunto con cierta preocupación. Podía oírse.

-Hola mami. Muy bien, Josh se fue a resolver su asunto. Acabo de tomar una ducha.

-Que bueno mi niña. Hija, ¿Te está tratando bien el joven?

-Si mami. Claro que sí.

-Si se sobrepasa dime y yo misma voy y lo haré pagar.

Reí. Mi madre siempre preocupada y a veces con una pizca de exageración. Y es que, es normal que una madre lo haga, por amor a un hijo. Más por las experiencias pasadas.

-Si mamá. No te preocupes, se que el jamás haría algo que me hiciera sentir mal. Confío en Dios.

-Bueno mi niña, te dejo ¡Santiago, esas no van ahí! – Grito - ¡Ah, pues me dijiste que lo colocará ahí – Era Santi – ¡BAJALO! – mi niña, ya te dejo porque Santiago  está que no puede con unos pedidos.

-Te escuché – Reí.

-Adiós mami.

-Te quiero mi niña, cuídate.

¡Ay mi mamá! Reí por dentro. De pronto volvió a sonar de nuevo mi celular. Era un mensaje, era Josh.

-Hola, linda. ¿Qué tal su estancia?

-Muy bien. Me he tomado un baño y estoy descansando 😄.

-¡Me parece perfecto! ¿Ya comió?

-Aun no.

-Por favor, coma algo. Yo llegaré en una hora por mucho.

-No se preocupe. Lo haré 😃.

-Esta bien linda.

-¿Cómo le va en su reunión?

Quédate a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora