Cap. 36 (l)

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“Usted tiene esa capacidad de desequilibrarme por completo”


(Josh)

 

-¡¿Esta lista?!

-Si, ya – Menciono desde la otra habitación.

-Bien espero que se sienta... cómoda.

-Se encuentra bien – Dijo nerviosa.

Cuando la mire con ese vestido vino, la cual le había comprado, quedé sorprendido de lo hermosa que se veía. Se había dejado el cabello de lado en coleta y se había puesto unos pendientes largos plata que hacían juego con el vestido. Además, de unas zapatillas negras y algunos accesorios. Era bellísima, demasiado hermosa. Me sentía el hombre más afortunado por tenerla. Por saber que ella me amaba.

-Ahora si – Dije mientras la tomaba de la mano y la traía hacía mí para después colocarla entre mis brazos y besarla – ¡Está hermosa!

-Solo es el vestido que está hermoso – Menciono con pena.

-Un simple vestido no es nada a menos que lo usé la mujer indicada – Sonreí – Y usted es esa mujer.

Me encanta cuando se sonroja. Pero era la verdad, estaba radiante como una rosa recién rociada por el sereno de la mañana. Fresca y preciosa.

-Bien, vámonos – Sonreí.

Nos dirigimos a un restaurante muy cerca de la empresa de Marroquín. Tomamos una de las mesa de fondo que había reservado y esperamos un poco. Pedimos algo de beber, obviamente nada de alcohol por nuestros principios y esperamos aún más. Observé a Mía, detenidamente. Sabía que ella no se sentía muy a gusto por el lugar, era evidente que no solía comer en sitios así. Sin embargo, sabia que ella estaba poniendo todo de su parte para estar lo más serena posible y hacia todo para  que no me diera cuenta y la verdad, se lo agradecía tanto.

-¿Está seguro de que vendrá?

-Si, bueno eso creó – Dije fingiendo un poco de inquietud mientras tomaba mi celular. Mientras marcaba observé a lo lejos algo que me llamo demasiado la atención. Alguien que no dejaría pasar por alto.

(Mía)

Cuando me puse el vestido y me mire al espejo, quedé sorprendida por el cambio tan radical. Eran muy pocas las veces que me ponía algo así de elegante y muy pocas las veces que me arreglaba.

Cuando Josh me vio me apene demasiado. Más por su expresión de asombro al verme. No hace falta decir que me besó.

Al llegar al restaurante, note la gran cantidad de gente elegante que se encontraba ahí, era algo incómodo para mí a decir verdad. No estaba acostumbrada a tales salidas. Sin embargo, el estaba con un comportamiento tranquilo, sereno como siempre, despreocupado. Me miró con una sonrisa tierna haciendo que todo eso que sentía se desvanecerá.

Observábamos a la gente que bailaba en el centro de la pista. Unos abrazados y otros platicando mientras bailaban al ritmo de la melodía, un tono tranquilo y hermoso a la vez. Unos reían mientras comían en su mesa y algunos solo disgustaban tranquilamente. Pero lo que me llamo más la atención fue en una de las mesas del otro lado. Un mesero en especial.  Josh ya se había dado cuenta de esto, ya que no apartaba la mirada de el. Aquel chico se notaba nervioso y avergonzado. Al parecer había tirado por accidente un pedido y las personas no paraban de insultarlo. De pronto se acercó el gerente del lugar y vio el accidente, se veía enojado, muy enojado. Pidió disculpas y enseguida se fue junto con el mesero.

Quédate a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora