Cap. 36 (ll)

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Gracias por la espera amig@s
Disculpen por la tardanza.
Disfruten la continuación.
Dios l@s bendiga 😇🙏

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-Mia – Dijo con un tono suave – Necesito decirle algo – Asentí con la cabeza en espera de escuchar lo que tenía que decirme. Hizo a un lado el mechón de cabello de mi frente y me miró detenidamente dándome un ligero y tierno beso al cual no dude en recibir. Se separó lentamente con una sonrisa – Metió las manos dentro del sacó dándome una flor pequeña hecha de tela, al parecer era una cajita – Ábrala.

Lo hice y lo que había dentro era una notita pequeña el cual me lleno de curiosidad. Lo abrí un poco ansiosa y cuando leí su contenido me quedé perpleja. Quería llorar, ya no sabía que pensar, que decir… me tomo de sorpresa. Siempre lo hacía. Cuando quise mirarlo lo único que observé fueron sus manos las cuales tenían una sola cosa… un anillo de compromiso. ¡Un anillo hermoso!

-Josh… – Quería llorar.

-Se perfectamente que me falta aún muchas cosas, pero… todo eso quiero hacerlo a tu lado. Quiero compartir el resto de mi vida contigo o hasta que Dios me presté o nos preste vida.

Me limpiaba las lágrimas que no dejaban de salir.

-Lo siento, es que esto me tomo por sorpresa y… no se que hacer o decir… Nadie me había pedido esto y…

-La entiendo – Sonrió ligeramente – ¿Me apresure mucho?

-No, no es eso es solo que… nunca pensé que usted quisiera estar a lado de alguien como yo. Si se da cuenta que es para siempre ¿Verdad?

-Lo se – Sonrió – Usted es para mi, la mujer que siempre he estado esperando, y no se menosprecie. Delante de Dios, usted es una perla delicada y especial, se lo digo. Si usted me acepta, le prometo hacer lo posible por ser un buen esposo y si Dios lo permite un buen padre. Mis hijos tendrán un buen padre.

Eso último me lleno de nostalgia porque se perfectamente que lo de un “buen padre” lo decía por el suyo.

-Cualquier decisión que usted tome la respetaré. La entenderé. Puedo esperarla.

-S-si – Dije nerviosa – Si acepto.

No dijo más y me coloco el anillo. Deposito un beso en mis labios – La amó – Fue lo único que dijo y me abrazo.

Todo parecía perfecto, como un sueño. Algo hermoso, maravilloso. Pero enseguida las luces se apagaron quedándonos en completa oscuridad – Mia, quédese conmigo. No se despegue. Bajaremos – Dijo mientras me tomaba de la mano. La dulce voz de Josh, me daba tranquilidad.

Íbamos despacio bajando cada escalón. Realmente no se veía mucho solo algunos que alumbraban con sus móviles. Se oían cuchicheos y algunas voces de los meseros que pedían disculpas y paciencia por lo sucedido.

-Tendremos que ir al estacionamiento – Menciono serio – Hay una caja de fusibles ahí, tal vez uno se ha quemado, aunque es muy raro. Se ha dado mantenimiento constantemente.

-¿Y si espera a que lo revisen?

-Estamos cerca linda, podemos ir.

-Entiendo.

No caminamos mucho hacia allí, todo estaba en silencio y el estacionamiento se encontraba solo. No se veía nada.  Al fondo del pasillo vi la silueta de una persona. Me imaginaba que era uno de los meseros tratando de encontrar el problema. Me soltó por un momento y después volvió a tomarme la mano, caminamos no una larga distancia.

Quédate a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora