Cap. 53

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"Rompe mi corazón si quieres, pero no te vayas.
Nunca lo hagas."









Dos hombres nos bajaron a la fuerza. Ethan, aún adolorido se opuso nuevamente y debido a eso lo volvieron a golpear. Sentía tanto miedo, terror solo de ver cómo le hablaban mientras le daban según ellos una lección. La satisfacción que ellos emanaban al golpearlo me hacía sentir impotente, quería ayudarlo, pero no podía hacer nada. Lo seguían golpeando y el solo se quejaba. Pero el seguía oponiéndose y se reía. Me asombraba su terquedad. Ahora recordaba que hacia esto cuando sentía frustración.

Mientras esto le pasaba, a mi me llevaron aún pequeño cuarto donde se encontraban dos mujeres de mi edad más o menos. Ambas se encontraban asustadas y tenían los ojos rojos supongo de tanto llorar.

Una de ellas tenía un vestido gris corto y tacones altos negros. Ella era güera y su cabello era chino y castaño. Corto a los hombros. La otra quien se veía más demacrada era delgada y morena, su cabello era rojo y lacio, un poco más largo. Vestía un conjunto negro y tacones negros también. Ambas usaban un maquillaje muy extravagante.

-¿Están bien? - Me atreví a preguntar. Ellas solo negaron con la cabeza. Mientras una de ellas trataba de hablar. La del cabello rojo.

-Espera, no te esfuerces. - Le dijo la del cabello chino. Después me miró. - Te acaban de traer ¿Cierto?

-Si. - Respondí con dolor. Ella solo asintió.

-Supongo que sabes que es este lugar, y si no yo te diré. En este lugar se encuentran muchas de las chicas que serán vendidas o exportadas a otro país. Algunas trabajan aquí y acompañan a los clientes del bar y del casino.

-No entiendo.

-Seré más clara. Estamos aquí para complacer a los hombres que quieren estar con nosotras. Si no lo hacemos nos va muy mal. Mi compañera se negó a complacer un capricho y fue duramente castigada. Yo tampoco quise hacerlo y tal vez vengan por mi. Así que te aconsejo que hagas lo que ellos te digan o te irá mal.

Me estremecí completamente, estaba aterrada ¿Entonces eso me pasaría a mi?

-No, debe haber una salida, una solución. No podemos quedarnos aquí.

-Si así fuera ¿Crees que seguiríamos aquí?

-Hay que tener fe. Dios hará algo. El no nos dejará solas.

-¿Dios? - Enarcó una ceja. - No mujer, nosotras no le importamos a el. Míranos, nos dejó solas ¿Crees que eso hace un Dios de amor?

-Las cosas pasan por algo y de todo esto saldrá algo bueno. Así lo creo y se que saldremos de esto. Dios no nos ha abandonado. Solo crean.

-¿Tu prácticas una religión o algo así?

-Soy cristiana. Y se que Dios hará algo.

-Sabes, las personas como tú me dan...

Antes de que ella pudiera decir algo. La chica de rojo la detuvo. Me miro detenidamente y sonrió un poco. Dando a entender que no valía la pena discutir en estos momentos.

-Espero que así sea. - Dijo finalmente. - Si resulta como tú dices, aunque lo dudo, te prometo ir donde tú. Pero, créeme que eso será imposible. Así como va el asunto, no creo.

-Esta bien. Ya lo veremos.

Esa pequeña charla me abrió los ojos. Estás mujeres necesitaban de Dios. De una esperanza para seguir con sus vidas. Estas personas las habían privado de la libertad pero sabía que algo Dios haría. De eso estaba segura. Ahora, tenía que encontrar la forma de escapar.

Quédate a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora