Dos años atrás...
—Eso es todo.
Me quedo observando a mi prometida o mejor dicho ex prometida durante largo rato. No sé qué decir sinceramente, y deduzco que a ella poco le interesa escucharme pronunciar palabra alguna. Tampoco puedo salvar lo que queda de relación entre nosotros porque sinceramente, no me interesa hacerlo. Ha venido a entregarme el anillo de compromiso que le regalé en Navidad, delante de nuestras amistades en común en un ambiente de celebración, lleno de felicitaciones y buenos deseos para un futuro, un diamante Tiffany de 18 quilates, engarzado en un aro de oro blanco.
Coloca el anillo sobre el escritorio de grueso cristal ahumado y me mira con esos grandes ojos color azul sin transmitir ninguna emoción que me permita descifrar. Sencillamente no puedo hacer nada. ¿Espera qué diga algo? ¿Qué puedo decir? ¿Detenerla? ¿Pedir más tiempo? ¿Qué hace un hombre locamente enamorado en momentos así? Quizás ese sea el principal problema, que no soy ningún tipo locamente enamorado.
—Vale—respondo, aclarándome la garganta tras recuperarme de la impresión—. Si ya lo has pensado, está bien, Larissa.
Parece aliviada, en realidad, ambos nos sentimos aliviados tras sentir que un peso desparece de nuestros hombros. Para empezar, ninguno de los dos quiso el compromiso y vale, ni siquiera sé por qué motivo le pedí que se casara conmigo ni por qué aceptó hacerlo. Quizás porque jamás le importé en realidad. Quiero decir, si Larissa hubiese estado enamorada de mí, le habría importado un poco la cantidad de veces que la engañé con otras mujeres y si yo hubiera estado enamorado de ella...creo que nunca me he enamorado en mis veintiocho años de vida. Me fascinan las mujeres y el sexo sobretodo, pero jamás me ha interesado tener nada estable con nadie. Me siento asfixiado y privado de mi libertar. En todo caso, si realmente hubiera amado a Larissa, le habría sido fiel.
—Lo he pensado, Andreas—responde con su diplomático tono de abogada—. Y llegué a la conclusión que, lo mejor es dejarlo hasta aquí. Jamás nos visualice como una pareja felizmente casada—explica con calma, como si se dirigiera a un niño pequeño y quien no comprende nada de lo que está hablando—. Al menos, no como la pareja que tus padres forman tan bien—sigue diciendo, encogiéndose de hombros—, o incluso la de mis padres y sus constantes subidas y bajadas. Todos ellos son ejemplos a seguir, en cambio nosotros, lo dudo, Andreas, créeme y lo lamento.
En eso le doy toda la razón, jamás habríamos durado tanto tiempo juntos como cualquiera de ellos. Sé que mi familia así lo hubiera deseado pero, al parecer, el matrimonio no va conmigo.
—Ellos son especiales, Larissa—me inclino hacia el frente, observándola con mucha atención—. No te preocupes por ellos, entenderán nuestra decisión.
Larissa asiente en silencio, sin dejar de mirarme con ésos grandes ojos azules en los cuales es fácil perderse. Es hermosa, tanto física como interiormente, y me gusta demasiado pero no siento más que mera atracción física. Algo que ella ha sabido mantener al margen en la relación. El sexo entre nosotros es genial pero para ella no lo es todo y la comprendo, Larissa es inteligente como para alejarse a tiempo de una relación sin ningún futuro, para dejar a un tipo que es incapaz de ofrecer algo más que una mera farsa, que una simple representación para demostrarle al mundo algo que no siente ninguno de los dos siente.
Me levanto del asiento cuando ella se pone de pie y coge su bolso, dispuesta a marcharse de la oficina. El anillo continúa en su sitio, en medio del largo escritorio de grueso vidrio opaco y rodeado de papeles. Lo cojo, no lo quiero en absoluto pues es una joya que no me sirve absolutamente para nada. Nadie lo usará y sería un total desperdicio quedármelo para mantenerlo guardado hasta el fondo del armario o algún cajón del escritorio, totalmente olvidado con el tiempo.

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Mi manera de necesitarte
General FictionÉl es arrogante y mujeriego. Ella es divertida y romántica. Él no está interesado en comprometerse con nadie. Ella desea tener su final feliz. Gredel Campell siempre ha creído en los finales felices y desea tener uno cuando conozca al hombre indicad...