ANDREAS

291 26 1
                                        



Querido Andreas:

Quizás cuando despiertes ya no estaré aquí, tal vez me encuentre lejos o tal vez no. Sinceramente, no sé.

Quise quedarme contigo, con todas mis fuerzas quise quedarme a tu lado, ¿sabes? No puedo hacerlo. No puedo seguir contigo porque ésta relación es una constante montaña rusa con subidas y bajadas. Y sinceramente, ya me cansé. Estoy agotada mentalmente porque no nos veo ni principio ni final. No veo nada seguro, Andreas.

Sé que me amas y no dudes de lo mucho que te amo, cómo no amarte cuando has sido el único hombre que con sólo una mirada es capaz de desarmar mi fuerza de voluntad. El único con quien he estado, él primero y único. Tú, Andreas Miller, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y juro que durante éstos dos años que hemos compartido han sido los mejores. Mi vida ha sido especial contigo porque tú la haces especial.

Tal vez debes odiarme por irme sin decir adiós pero te juro que no fui capaz de decir adiós. Detesto las despedidas, jamás me ha gustado decir adiós y mucho menos a la persona que se ama. Creo que siempre fue así: tú y yo no íbamos a funcionar. Ni aunque dijeras que me amas hubiéramos funcionado. Es triste, porque siempre quise hacerlo pero no todo lo que queremos lo obtenemos.

Cuando dijiste que me amabas en mi fiesta de cumpleaños, sentí que morí y resucité. Quise abrazarte, llorar de la felicidad, a fin de cuentas, ¿cuántas veces ansíe escucharte decir que me amas? Muchas, Andreas. Demasiadas como para poder recordarlas. Pero me alejé de ti al escucharte decir ésas palabras que ahora entiendo no habías dicho a nadie o de lo contrario no hubieras tardado tanto tiempo en decirlas. Y fue a mí. A mí, Andreas Miller me dijiste que me amabas.

No quiero hacer ésta despedida muy larga o de lo contrario terminaré diciendo un montón de incoherencias. No considero justo irme sin que sepas la verdad aunque parezca horrible que te enteres mediante una carta de despedida, tienes que saberlo: serás papá.

Así es Andreas Miller, seremos padres.

No te dije nada por temor a que tú me hicieras hacer algo que yo no quería. Comprendo que no quieres ser padre pero yo si quiero ser mamá, ¿sabes? Estoy tan feliz porque vamos a convertirnos en padres. Y quizás es algo que cambie nuestras vidas pero yo espero con ansías esos cambios.

En fin Andreas, deseo que tengas una vida maravillosa. Que conozcas a alguien especial, que haga sentirte el mejor hombre del mundo y pueda lidiar con todo lo que no supe hacer yo. Nunca olvides que eres bienvenido en la vida de nuestro bebé.

Te ama.

Gredel.


He leído y releído ésa carta de despedida más veces de las que llevo la cuenta. Estoy hecho un completo caos. Le he marcado al móvil pero ella no atiende mis llamadas y no sé a dónde más recurrir. Vera, su amiga no resulta de ninguna ayuda porque en definitiva me odia y ella es la persona más cercana a Gredel.

Cierro los ojos, rogando en silencio para que todo esto sea un mal sueño del que despertaré en cualquier momento y me encontraré con ella entre mis brazos, dormida. Resulta imposible que ella se halla marchado, que me dejara solo sin más explicaciones que una carta en la cual, no conforme con despedirse me entero que voy a ser papá.

Dios, seré padre y ella se fue.

He sido un gran y completo imbécil con ella, mas lo que le sigue. No tengo adjetivos para calificar el comportamiento que tuve con ella durante todo lo que duró nuestra relación. Me comporté durante todo éste tiempo como el peor de los patanes. No tengo justificación alguna y ahora ella se ha ido y me odio a mí mismo. Le dije cosas horribles cuando me enfadé con ella y ella me perdonó una y otra vez. La hice llorar y la hice sufrir, mas siempre me perdonaba. Siempre parecía que todo iba bien. Jamás me di cuenta que era la previa despedida.

Mi manera de necesitarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora