Llego a Piāno Bar en compañía de Corina, ¿qué pensé en el momento de pedirle a ésta chica que me acompañase a la fiesta de Gredel? Nada. Estaba lo suficientemente enfadado porque la misma Gredel me hizo a un lado cuando quise cuidarla mientras se sintió enferma, además enfadado no soy coherente como podrá verse, me encierro en mí mismo y sólo yo tengo la razón.
Aparco el auto y sin dejar de sentirme fastidiado por la estúpida conversación de Corina, es decir, salimos de su departamento y ella no ha dejado de repetir que no quiere venir o por qué debe hacerlo. Quiso que nos quedáramos en su departamento y lo hubiera hecho de no tratarse de la fiesta de Gredel y que justo ahora no me interesa y nadie más que no sea ella.
—No nos quedaremos mucho rato, Andy—dice, colgándose de mi brazo como lapa al salir del vehículo.
Hago una mueca de desagrado, lanzándole una fría mirada a la chica menuda que es mi acompañante.
—Corina, no me llames Andy, ¿vale?—digo, caminado detrás de un grupo de chicos—. Me fastidia que lo hagas.
—Pensé que te gustaba—insiste—. Pero si no quieres...
—No, no quiero.
Entramos al bar y me doy cuenta que esto no es lo que tenía planeado. Una fiesta fluorescente.
Ya me imagino quién se entrometió en todo esto. Hay demasiada gente y en su mayoría borrachos que ni conozco. Nos detenemos a la entrada, mis ojos escanean el lugar, buscándola.
Ella se encuentra en compañía se Sophia y el chef. Mi primera reacción al verla allí, es ir a donde ellos y arrancarla del lado del idiota ése pero recuerdo que he venido acompañado así que, tiro del brazo de Corina, arrastrándola conmigo junto a ellos.
—¡Gredel! ¡Feliz cumpleaños!—Corina la abraza nada más llegar—. ¡Que linda fiesta!
—Mi cumpleaños fue hace una semana, y la fiesta agrádecela a Andreas—dice con fastidio—. Lindo vestido. Por cierto, Corina, ten cuidado con la pintura.
Sonrío ante la amenaza que acaba de lanzar. No quiero imaginar las intenciones de Gredel.
Estoy por ser el próximo en abrazarla, cuando llega su asistente, la entrometida niña que parece haberse convertido en su fascinación.
—Que detalle, Andreas—Corina irrumpe mis pensamientos, besándome, desprevenido—. Espero una fiesta tan linda como ésta.
Gredel mira asqueada la escena sin decir nada. Siento su asco latente y sus ojos comprueba mi razón.
—Oh, querida, la tuya será mejor—sonríe—. Es una pena que no podré asistir, porque me voy de IMG—coge a Sophia del brazo—. Ella es Sophia Gray, mi abogada. Los dejo, que voy a saludar a los demás.
Frunzo el ceño al escucharla decir semejante idiotez pero me obligo a cerrar la boca. En ningún momento hemos mencionado que vaya a irse pronto de la agencia, así que, sin más, se lleva consigo a la chica y me quedo en compañía de éstos tres.
La pelirroja, como llama Gredel a Sophia, se pone roja cada vez que nuestras miradas se encuentran. Es guapa, sin embargo, no es tonta. Supongo al igual que el resto que la miran fascinados, que ésta no caerá rendida con labia como el resto de las mujeres con quien se consigue echar un buen polvo, por más que se le invierta además, ¿no es amante del viejo Carvalli?
Dejo a Corina con ellos y voy a la barra por un trago pues presiento que será una larga noche de soportar niñatos. No presto atención en el momento que el resto enloquece y empiezan a arrojarse pintura entre sí, comenzando una guerra de color. No me he salvado de las salpicaduras en mis ropas a pesar de estar en zona "segura" en la barra. Pido un whisky y lo vacío de golpe.

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Mi manera de necesitarte
General FictionÉl es arrogante y mujeriego. Ella es divertida y romántica. Él no está interesado en comprometerse con nadie. Ella desea tener su final feliz. Gredel Campell siempre ha creído en los finales felices y desea tener uno cuando conozca al hombre indicad...