24. Adiós

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🌸

–¡Sakura!

Gritaron al unísono unas voces que entraron a la celda inmediatamente después que el guardia retiró la cerradura.

Sakura estaba sentada en un rincón igualando a un ovillo, sus brazos alrededor de sus piernas flexionadas y su cabeza hundida en las rodillas.

Ni siquiera se movió cuando escuchó las voces que tanto había anhelado escuchar unas horas atrás.

–¿Sakura? ¿Estás bien? –preguntó Temari con voz preocupada.

Con pesadez levantó su rostro para mirar a la rubia, y esta se alarmó al ver el lamentable estado de vulnerabilidad en el que se encontraba, sus ojos estaban rojos por el evidente llanto y en su mejilla se encontraba un gran moretón producto del golpe que le propinó Isao Nishimura.

–Oh, Sakura... –Temari se le hizo un nudo el corazón y se alejó de ella.

Sin decir nada, Katashi se arrodilló a su costado, la tomó entre sus brazos y se paró con ella en un solo movimiento sin que la pelirrosa mostrara objeción alguna.

Sakura iba con la cara escondida en el pecho de Katashi, no se había percatado de que tenía frío, hasta que sintió la calidez de su cuerpo. La estaban llevando al cuarto donde antes dormía Seiichi para que pudiera descansar, o algo así estaba escuchando. La verdad es que Temari decía muchas cosas y por su tilde se notaba que estaba furiosa, sin embargo su mente se rehusaba volver a la realidad para prestar atención a todo lo que decía.

Sintió el suave contacto del colchón cuando Katashi la colocó en la cama, sin embargo no dijo nada y salió de la habitación dejándolas solas. El silencio se instauró por un largo rato entre ambas, pero nadie decía nada.

–Sakura... yo...

–¿Cómo está ella? –irrumpió las temerosas palabras de Temari para conocer la situación de Matsuri.

–Ella... estará bien.

El silencio se volvió a apoderar del lugar dejando un silencio incómodo que Temari no se atrevía a romper, y Sakura que no tenía fuerzas de deshacer, solamente la intromisión de Katashi a la habitación que llevaba en manos una taza de líquido humeante hizo que la atmósfera cambiara.

–Tómalo, es chocolate caliente –la ayudó a incorporarse en la cama mientras se lo tendía para que lo bebiera... Recién nos enteramos de que estabas aquí, disculpa por tardarnos.

–Ya no importa, sé que de haberlo sabido a tiempo hubieran venido aquí de inmediato... yo... yo.... –la poca voz que había logrado articular comenzaba a quebrarse- Yo no fui... les juro que jamás haría algo en contra de las personas, si estaba ahí era porque quería confirmar mi teoría...

¡Ese frasco no era mío!.. Además... Juro que no lastime a Matsuri para que se haya puesto mal, es verdad que la acusé e incluso la aprisioné contra la pared, pero jamás le hice daño... no para que... –en ese momento Sakura rompió a llorar como niña pequeña con tanto sentimiento que no lograba contenerse.

–Calma... –Temari le quitó la taza tambaleante de las manos y se sentó en la cama para abrazarla- sabemos todo eso, sabemos que serías incapaz de lastimar a alguien, cálmate que todo estará bien ¿De acuerdo?

–¡Solo quiero largarme de aquí! ¡No se suponía que fuera así!

¡Me sacaron de las cobijas a las cinco de la mañana para ir a ayudar a un hospital que ni siquiera es mi responsabilidad!

¡Hice dos operaciones sumamente complicadas y gasté casi todo mi chakra drenando el arsénico de los pacientes!

¡¿Acaso sabes cuánto me pagan de efectivo en Konoha por hacer esos procedimientos?!

Accidentes Inevitables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora