32. Enhorabuena Haruno

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Cómo culpar al viento por el desorden que ha hecho, si fui yo quien dejó la ventana abierta.

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POV Gaara


¿Estás bien?

¿Qué puedo hacer por ti?

Olvídala, no vale la pena.

No pasa nada.

Estarás bien.


¿Qué estoy bien? Claro que no estoy bien.

¿Qué puedo hacer por ti? Nada puedes hacer mi.

No pasa nada. ¡Claro que pasa!, negar lo sucedido solo avivará más el recuerdo.

Olvídala, no vale la pena. ¿Qué no vale la pena? ¡Claro que lo vale! Antes no estaba consciente de ello, pero el sentirse amado es un sentimiento tan inefable que vale la pena experimentarlo y si eso implicaba asumir el riesgo latente de salir herido... valía la pena pagarlo.

Se arriesgó, amó y perdió.


Antes de Sakura no conocía esta clase de dolor que ahora lo embargaba, era como si su interior se destrozara cada vez que pensaba en ella, un dolor que le oprimía el pecho y le hacía imposible emitir algún sonido de llanto para liberar un poco de su amarga existencia.

Solo conocía el dolor que dejaba el desprecio, el miedo... el dolor que le provocaba que todo el mundo lo evitara, conoció el dolor que sintió cuando su tío le hizo creer que nunca fue amado...

Aunque tampoco conocía esa clase de amor antes de que ella llegara a su vida, esa clase de amor que te hacía desear darle no únicamente un beso de despedida, el amor que él tenía a Sakura le hacía querer darle un beso de buenas noches. Y la diferencia era inmensa. Ella lo hizo degustar las mieles del cielo y lo mandó al infierno haciendo sufrir de maneras exorbitantes... aunque también lo enseñó a vivir.

Ahora solo quedaba un pequeño gran detalle ¿Qué haría ahora? ¿Qué haría ahora con todo ese cúmulo de sentimientos que ella le había dejado?


Cuando comenzó a tratar a esa mujer y empezó a experimentar sensaciones que jamás había sentido no sabía cómo nombrarlas. Ahora con el dolor en su pecho se encontraba en la misma situación. Al recibir la carta que tanto había esperado se encontró experimentando tantas cosas a la vez que nuevamente no sabía nombrar.

Recuerda tan vívido ese momento como si hubiera sido ayer, tal vez era porque ese día algo se rompió dentro de él. Después de incontables días de espera por fin la carta llegó a sus manos, tenía varios pendientes por finalizar y una junta de consejo en un cuarto de hora. No importó nada de eso y se dispuso a abrir apresuradamente la carta.

Leyó una, dos y tres veces, releyó entre líneas y buscó cualquier indicio que le hiciera saber que lo que estaba escrito en esa carta no era lo que él se imaginaba, sin embargo no funcionó.

Accidentes Inevitables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora