Nos hacemos los valientes, pero estamos muertos de miedo.
🌸🌸🌸
Las calles se Suna eran amplias y muy transitadas, suelo de piedra y más arena de la que Sakura podía tolerar. El sol estaba deslumbrante en lo alto del cielo, lo que provocaba un ambiente caluroso y muy seco.
Su cabello necesitaría una de las mascarillas que Ino preparaba cuando regresara a Konoha.
Se podía observar algunas aves nativas por el cielo, salvó a ellas, no sé podía apreciar nada más... ninguna nube.
En Konoha podía admirar esas blancas, adorables y esponjosas nubes que flotaban sin rumbo ni dirección por la ventana de su consultorio mientras que el fresco aire se escabullía llenando la habitación de un agradable aroma a pino y arce. Una más de las razones por las que no le gustaría vivir en esta aldea. Pero la buena gastronomía era algo muy positivo de Suna.
Las indicaciones que obtuvo para llegar fueron muy fáciles, llegó en poco más de cinco minutos al mercado ambulante que la secretaria le había recomendado, era grande y ruidoso con puestos improvisados. Algunas personas vendían sus productos sobre sencillas alfombras, mientras que otros vendedores de mayor presupuesto estaban bajo gruesas mantas sostenidas de vigas de madera muy gruesa que brindaban soporte en caso de una ventisca.
Había mucha gente haciendo sus compras, Sakura paseaba por los puestos pensando en que podría comprar para el roedor, la verdad es que no sabía que comían los Jerbos, el animalito se había comido el cereal de Temari aunque no creía que fuera buena opción comprarle una caja de cereal.
Mientras seguía pensando en que comprar paseaba la mirada por los puestos; exóticas frutas coloridas, artesanías, comida de aspecto increíble, platas decorativas, ropa ligera en su mayoría de color claro y un par de niños pequeños jugando bajo la sombra de una de las mantas. Dichos niños vestían de un adorable mandil, probablemente que venían del parvulario, un segundo después se escuchó un grito de una mujer.
–¡Atrápenlo, se llevó mi bolso!
Una persona iba corriendo a gran velocidad y esquivando de manera violenta a la gente que lo quería atrapar, se detuvo un momento a sopesar sus opciones y al ver que la concentración de gente era mayor decidió saltar sobre una de las vigas que servía de soporte a un puesto de fruta para lograr escapar.
Lo que sucedió fue rápido.
El hombre saltó.
La viga no soportó el movimiento tosco del hombre.
El madero caía sobre los dos niños.
Sakura no se percató cuando su cuerpo comenzó a moverse, pero cuando se reparó de ello ya estaba cubriendo a los dos niños con su cuerpo. Esperó el impacto de la viga contra su espalda pero no llegó.
–¡Kazekage-Sama!
Sakura escuchó muy claro el nombre, levantó la mirada y vio al Kazekage. La Viga estaba siendo sostenida por la arena de Gaara.
–Mis niños –Una señora que estaba a puestos de distancia corrió hacia los pequeños para envolverlos en un abrazo -Gracias señorita por cubrir a mis niños, no sé qué hubiera pasado si no hubiera llegado a tiempo. Kazekage-sama gracias a usted también, siempre nos protege de cualquier peligro.
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Accidentes Inevitables.
Storie d'amore¿Qué pasa si un día tu mundo da una vuelta de 180°? ¿Qué pasa si un día descubres que estás embarazada? ¿Qué pasa si no tienes idea del porqué estás embarazada? ¿Qué pasa si no sabes quién es el padre de tu bebé? Porque simplemente no recuerdas con...