Dicen que podemos engañar al cuerpo con otra piel, pero no al corazón con otra alma.
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Flashback
Un día antes del compromiso...
La ventana se había vuelto su íntima amiga; la luna, su mayor confidente y las vanidosas estrellas, sus más grandes espectadoras. Cada noche se sembraba en la ventana y pasaba horas mirando al cielo, estar debajo de ese mar estrellado le hacía sentirse menos solo y un tanto menos desdichado, le hacía sentir un consuelo momentáneo en el corazón y un cálido viento en las mejillas.
Recordaba con una mezcla de tristeza y alegría aquel día que estaba parado en esa misma ventana pidiéndole a la vida que bajara una estrella y le hiciera compañía, y como si el mundo confabulara a su favor, Sakura había caído del cielo. Ese había sido el inicio de un antes y un después en su vida, ese había sido el momento en que todo cambió...
Pero ahora Sakura estaba lejos, a miles de kilómetros de ahí, continuaba con su vida y él hacía lo mismo, así que saber que siempre compartirían el mismo cielo era su única motivación.
No obstante, esa noche por más que buscaba consuelo en el manto nocturno no podía obtenerlo, mañana sería el día en que se uniría formalmente con Yukata, pediría su mano en matrimonio enfrente de todo su clan y después de eso no había marcha atrás.
Dio la espalda a la ventana y abrió un cajón de su escritorio para sacar una pequeña caja cuadrada donde descansa el anillo que en unas horas colocaría en el dedo de su futura esposa, anillo que amablemente la esposa de Haru había comprado y que a pesar de los alaridos de su hermana por creer que no era suficiente, sabía que ese anillo era el correcto, no se atrevía a darle a Yukata un regalo tan valioso y significativo como era el anillo de su madre.
En el mismo cajón había un libro con empastado de cuero rojo y sonrió como siempre lo hacía al verlo, pero no era el libro lo que hacía su gesto suavizar, sino lo que albergaba en el interior. Dejó la caja del anillo y tomó el libro como de costumbre para abrirlo y apreciar su mayor tesoro en el mundo entero, que era nada más y nada menos que un puñado de fotografías instantáneas que Joshira le había regalado el día de la boda.
En la primera aparecía Joshira tomando jugo de uva, la segunda él mismo levitaba al pequeño con su arena, la tercera estaba muy borrosa, pero se apreciaba que Joshira lo tenía abrazado por el cuello y solo se alcanzaban a ver algunos cabellos del pequeño, quinta, sexta... la mayoría tomadas por Joshira en diferentes momentos de la fiesta.
La penúltima, donde Ino se las había apañado e hizo que Sakura y él aparecieran en la misma toma. Y ahora la última, y su favorita, una foto donde aprecian los tres, la mujer de su vida y él cargando a Joshira... la mejor foto del mundo.
Recordaba a Ino decir, «Cualquiera que los viera pensaría que son una familia» y si, ella tenía razón, se veían como si fueran una verdadera familia.
De ser así, ella, su Sakura, ella sí merecería el anillo de su madre.
Si fuera Sakura, no dudaría ni un segundo en unir su vida a la de ella y formar una verdadera familia. Más no era posible...
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Accidentes Inevitables.
Romantik¿Qué pasa si un día tu mundo da una vuelta de 180°? ¿Qué pasa si un día descubres que estás embarazada? ¿Qué pasa si no tienes idea del porqué estás embarazada? ¿Qué pasa si no sabes quién es el padre de tu bebé? Porque simplemente no recuerdas con...