Pov Sofía.
Sumida en una profunda y absoluta oscuridad. Así me hallaba. En un bucle donde me regocijaba en mi propio dolor. En mi angustia. En mi pesar y desesperación. Y lo peor de todo... Del que no podía ni quería salir.
Puede que para los humanos fuese fácil superar que la persona que más aman les abandone. Y esa facilidad viene dada en que siempre habrá alguien dispuesto a reparar sus corazones rotos. Y, aunque en un principio se rehúsen a ello debido a que aún sientan que sus heridas están abiertas, siempre poseerán un gran aliado: el tiempo.
Pero, en nuestro caso, todo difiere por completo.
Es cierto que podemos vivir con total normalidad mientras esperamos que la diosa Selene cruce en nuestro camino a nuestra otra mitad, ya que todos teníamos a alguien. Eso estaba más que asegurado. Y ese anhelo y esperanza era lo que nos motivaba a esperar lo que hiciese falta hasta encontrarle.
Pero todo eso cambiaba en el momento en el que aparecía tu mate.
Justo en el momento en que su mirada y la tuya se cruzaban, nuestras almas se sincronizaban, conectaban y vibraban a la vez por toda la eternidad.
Tu razón de vida ahora era ese ser.
Tu alma gemela.
Tenerla a tu lado es lo único que quieres, haciendo cualquier cosa porque así fuese. Su felicidad tu único anhelo. Tanto que, si esa felicidad se manifestaba en que deseaba alejarse de ti, lo aceptarías, aunque lo amases incondicionalmente y, aunque aquello, significase tu muerte.
¿No resultaba algo retorcidamente poético?
Era verdad que ___ no me había rechazado abiertamente, por lo que no podría considerarme una Delta. Es decir, un lobo solitario destinado a morir lenta y agónicamente en soledad. Pero se parecía mucho.
Su recuerdo dolía. Quemaba. Era insoportable la idea de que ya no la vería más. De que ya no la tendría más junto a mi. De que no podría estar toda mi vida a su lado, creando nuevos recuerdos.
Recuerdos...
Eso era lo único que me quedaba.
En ellos vivía, entre lágrimas y desolación. Añorando cada momento vivido y, a la vez, atesorándolos.
Unidos a ellos se encontraba la culpa e incertidumbre sobre qué hubiese pasado si hubiese actuado de otra forma. De si, en vez de haberme dejado llevar por mi recelo a su hermana y por mi lado animal, posesivo, impulsivo y que reprochaba sus actitudes cuando aún ni me conocía, hubiese actuado con comprensión y hubiese buscado más bien la manera de hacerle ver que, aquellos miedos infundados por otros, podrían haber sido superados juntas.
Porque, si de algo me había dado cuenta, aunque ___ hubiese intentado encubrirlo a toda costa, es que mi pequeña y preciosa leopardo, no era más que un alma profundamente dañada. Su rudeza, impasibilidad e imagen de asesina cruel no era más que una máscara que teñía sus verdaderos sentimientos.
El único problema era que, toda esa coraza que creó para protegerse del mundo, había dañado a la única persona que la amaba incondicionalmente. Y, aún así, podría perdonarla por cualquier cosa que hiciese. Incluso de que fuese la causa de mi propia muerte.
Pero los retorcidos pensamientos y dolorosos sentimientos seguían presentes, siendo certeros y borrando cualquier rastro de comprensión y compasión por sus actos.
Y es que... Era tan inconcebible para mi que hubiese ocurrido esto... Que me hubiese sucedido a mi.
Nunca lo hubiese esperado. Menos pensado.
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Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)
FanfictionEn un mundo habitado por humanos, vampiros, licántropos y demonios, existía también un pequeño grupo formado por tres chicas llamadas "Las Hijas de la Noche". Como grupo, guardan secretos que ninguno de los anteriores seres conocía. Como persona, ca...