Pasó una semana desde la noche en la que rescaté a esa chica y aunque el mundo había seguido siendo igual para todos, para mí se había convertido en un caos. Mi mente no dejaba de revivir todo lo que pasó y de hacerse miles de preguntas, y hoy no iba a ser menos.
Llevaba desde hace una hora tumbada en mi cama boca arriba, mirando el techo y pensando de nuevo en esa noche. Y no, no me refiero a lo que Camila y yo hicimos, que como siempre fue fantástico, salvaje y una delicia, sino en todo lo que sucedió antes.
No sabía si la chica que salvé habría sobrevivido o no y sentía cierta preocupación por ello.
No es algo que realmente debería interesarme ya que eran enemigos naturales nuestros al igual que el resto de seres que habitaban la región y el odio que nos profesabamos todos era muy real. Aunque a diferencia de Camila, mi odio no se acrecentada con los licántropos sino con los miseros humanos.
Os explico.
Esos ineptos se creían los amos y señores de toda la región, creyéndose invencibles cuando no eran más que seres de frágiles vidas que eran usados como títeres. El poder de la vida y la muerte venía regido bajo nuestros deseos, los de los seres sobrenaturales. Nosotros decidíamos quién vivía o moría y para desgracia de ellos, siempre perdían.
Entre nosotros, los seres superiores, también había continuas carnicerías pero eso estaba a otro nivel, uno mucho más fascinante y que ellos jamás alcanzarían a no ser que fuesen convertidos en demonios o vampiros pero ambos grupos siempre preferían matarlos a unirlos a sus filas.
Podríais sentir ahora mismo pena por ellos pero la compasión no es algo que se merezcan, no cuando ni siquiera ellos la tienen. No cuando les daba igual destruir la vida de incluso sus seres queridos con tal de ganar ellos algo a cambio: poder y placer.
Son seres egocéntricos, egoístas, avariciosos, sin sentimientos... que pueden llegar a ser verdaderos monstruos. Te la juegan siempre y de la forma más cruel posible, hiriendote tanto física como psicológicamente. Incluso quien menos te lo esperas te traiciona, como ella...
No. No valen nada. No son más que juguetes. Solo sirven para ser cazados y asesinados mientras les escuchas suplicar por sus pateticas vidas y eso junto el sonido de sus músculos desgarrandose y sus huesos partiéndose, era música para mis oídos.
Por su parte, los licántropos, han causado el caos en muchos de sus pueblos, matando sin piedad a muchos aldeanos de toda la región y destruido la vida de miles de familias, incluida la de Camila. E ahí su odio profundo por ellos.
Es por eso que "por cada muerte que sufran esos perros es mejor para todos y más aún si corre a cargo de nosotras, así sentirán lo mismo que cada una de nosotras ha sentido al perder a alguien que realmente amaba."
Palabras textuales de mi platanito.
Ella no se merecía que le pasase eso pero el resto de humanos sí y me complacía demasiado cuando encontraba sus cadáveres dispersos por el bosque.
No se equiparaba el verlos muertos a matarlos tú misma pero alguna satisfacción sacabas de eso.
Pero no sé por qué esa noche no asesiné a ese ser.
Esa chica estaba a mi merced, en ese estado entre la vida y la muerte que tanto me gustaba por el poder que tenía. Ese punto donde la satisfacción y el placer de arrebatar una vida más se sumaría al historial de muertes tan largo que ya tenía. Solo una mordida, un zarpazo en el sitio idóneo, las garras clavadas en su corazón o en la yugular hasta que se ahogara con su propia sangre o simplemente dejar que se desangrara.
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Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)
FanfictionEn un mundo habitado por humanos, vampiros, licántropos y demonios, existía también un pequeño grupo formado por tres chicas llamadas "Las Hijas de la Noche". Como grupo, guardan secretos que ninguno de los anteriores seres conocía. Como persona, ca...