Capítulo 21

1.5K 120 43
                                    

Pov Camila.

A pesar de que Dinah había estado acompañándome durante toda la mañana e intentando consolarme, seguía sin sentirme nada bien.

Las duras palabras que me había dicho ___ habían mermado fuertemente en mi.

No podía creerme que desde siempre había sido un juego para ella. Un experimento. Una forma de demostrar que ella era la que siempre había tenido el control.

Dolía saber que ella no sentía lo mismo por mi. O eso al menos es lo que me había demostrado después de la gran discusión que habíamos tenido.

Pero saber que prefería a una de esas escorias que arruinaron mi vida antes que a mi, dolía el doble.

Ahora me encontraba sola en mi cama. Abrazada a la almohada que aún contenía su olor. Sonará masoquista, pero necesitaba estar en soledad en el último lugar donde había estado con ___, por eso le había pedido a Dinah que me dejase sola y eso es lo que ella había hecho.

Las lágrimas ya no salían más. Después de todo lo que había llorado, creía haberlas gastado. Pero sí que me encontraba bastante ida recordado todos los momentos que había pasado con ___.

Pero uno en especial se instaló en mi mente.

Justo el día en el que la conocí...

*Flashback*

Hace 10 años.

Había pasado un año desde que ocurrió la masacre en la que mi familia murió. No había noche en la que no llorase su ausencia. Extrañaba con todo mi ser a mi familia pero, en especial, a mi hermana pequeña Sofi, a la cual no pude proteger.

Llevo culpándome de sus muertes todo este tiempo y es por eso que mi odio hacia aquellos seres que arrebataron de mi lado a las personas más importantes y queridas de mi vida, era extremo. Tanto que no había otra cosa en mi mente que no fuese vengarme.

Solo era una niña de siete años, o bueno, más bien una pequeña panterita negra que poseía una sed de venganza y ansias de matar inimaginables.

No buscaba otra cosa. Tampoco importaba nada más porque ya no tenía nada más que perder. Por eso, mi existencia ahora se resumía solamente en eso.

Pero, para llevar a cabo todo, necesitaba un lugar para entrenarme en el arte de asesinar y durante todo este año he estado viviendo y entrenando de alguna forma en el famoso “Bosque de la muerte” donde decían que había todo tipo de seres.

Incluidos ellos, los licántropos.

Fue aquí donde degusté por primera el sabor de la sangre y aprecié el gran placer que era arrebatarle la vida a otros seres.

Nunca antes había matado a ningún ser vivo pero, desde que asesinaron a mi familia, yo ya no era la misma.

Por ahora, me había encontrado con vampiros y demonios inexpertos que sin muchos problemas pude matar pero no me había encontrado con ningún lobo durante este tiempo. Parecía que ellos no salían de su territorio y eso me molestaba mucho, quería acabar con ellos poco a poco.

Pero eso era hasta ahora.

Hoy había hallado a un pequeño lobo negro fuera de su territorio. Parecía perdido y desorientado. Pero lo que me llamó más la atención fueron sus llamativos ojos rojos. Eso me fascinó aún más si cabe por el simple hecho de que era todo un desafío.

Le aceché por un par de minutos, analizando sus movimientos para atacarle cuando menos se lo esperase.

En mi forma animal, me subí ágilmente a un árbol, dispuesta a lanzarme sobre él y matarle cuando, de fondo, se escuchó un fuerte rugido, como el de un león. Eso alertó al lobo.

Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora