Capítulo 2

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Sabía que me estaba siguiendo alguien. Lo notaba. Escuchaba sus rápidas pisadas y como iba detrás de mí. Pero yo era más rápida, creo que ese alguien lo sabía y aún así seguía persiguiendome. ¿Qué es lo que pretendía?

Había aprovechado ese momento de confusión, que al parecer la morena había creado, para escapar de allí. Antes de irme, podía ver como ella no dejaba de mirarme, como queriendome decir algo pero otra vez no entendí el qué.

Llegué a una zona donde había un pequeño claro rodeado de árboles, arbustos, flores y hojas cubriendo el suelo. Realmente era hermoso pero no era momento de admirar su belleza. Con ágiles movimientos felinos, escalé uno de los árboles hasta una de sus ramas, escondiéndome entre la frondosidad de sus hojas. Esperé un par de minutos cuando ví que alguien llegaba.

Realmente no sabía quién me había seguido, pensaba que era alguno de esos idiotas que me enfrentaron y que buscaban una revancha pero para mi sorpresa era una chica. Espera un momento, ¿esa chica no es...?

- Sé que estás ahí, por favor, muéstrate.

- No deberías de estar aquí - solté sin más aún escondida.

Ella, al escucharme, comenzó a mirar hacia todas partes y como me temí, localizó en cuestión de segundos el lugar en el que me encontraba. Mierda.

- Necesito verte - miraba de arriba a abajo el árbol en el que me ocultaba, buscándome.

No sé ni siquiera por qué hablé, siendo un lobo estaba claro que me localizaría sí o sí rápidamente. Aun así, decidí mantenerme todavía oculta en ese lugar, la oscuridad de la noche seguía siendo mi aliada.

- No hay razón para eso, es más, seguirme ha sido una estupidez por tu parte.

Ella empezó a acercarse muy despacio pero con paso firme y elegante al árbol donde me encontraba mientras yo seguía con atención sus movimientos. Estaba claro que ambas íbamos con cautela para impedir que la otra siguiera con sus intenciones.

- Quiero verte, por favor baja.

Ella seguía acercándose e incluso la veía capaz de que subiera, viendo hasta donde había llegado ya, no me extrañaría. Pero no entendía su necesidad de verme. Todo esto era muy raro.

- No te acerques más - ella hizo caso mientras seguirá buscándome disimuladamente con la mirada - No sé a qué juegas y mucho menos el por qué me has seguido pero te aconsejo que te vayas, este lugar no es seguro para tí.

- ¿Y para tí sí lo es? - sonrió con prepotencia - Sé cuidarme solita. Además aún sigues en mi territorio, la que no está segura aquí eres tú.

- No lo dudo pero te recuerdo que estás ante una hija de la noche, sabes las consecuencias que trae eso - me crucé de brazos apoyando mi hombro en el tronco del árbol y aunque no me viese, sonreí burlonamente.

- Tú también deberías saber las consecuencias que trae entrar a territorio lobuno y aún así aquí estás - se cruzó de brazos sonriendo de igual forma que yo - Es curioso que hasta hayas salvado a uno de nosotros. ¿Por qué lo has hecho?

- ¿De verdad crees que voy a responderte? - ni yo misma sabía la respuesta pero eso ella no lo sabía ni yo se lo iba a revelar - Es más, te lo vuelvo a decir, es mejor que te marches, no hay aquí nada que te interese y si tu intención era cazarme por lo de esa chica, lo siento por tí, pero aquí la que caza soy yo y como te he dicho antes, yo no he sido quien le ha hecho nada de eso.

- Te creo y no sabes lo mucho que te agradezco que la hayas salvado. No sé lo que haría si le hubiese pasado algo.

Espera, ¿he escuchado bien? ¿Me cree y encima me da las gracias? ¿A mí? ¿Sabiendo quién soy? ¿Qué está pasando aquí?

Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora