Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)

Capítulo 27

Pov Dinah.

Escuchar cómo Camila le echaba en cara a ___ que conocía su gran secreto me dejó muy impactada pero, cuando fue más allá y reveló una serie de sucesos que sólo ___ sabía, supe que ya no había vuelta atrás.

Pero... ¿Cómo era posible que ella supiese todo eso? ¿Por qué si era consciente de su secreto siguió actuando como si nada pasase?

- ¡Tu doble traición será castigada! - gritó furiosa.

- ___, será mejor que te vayas - la tomé del brazo y tiré de ella, notando lo tensa que estaba. Pero la ojigris en ningún momento se movió.

- ¡No pienso irme y dejarla así! - le lancé una mirada de advertencia para que no siguiera empeorando la situación.

Me fue perceptible como ___ tensaba la mandíbula pero también que, al igual que yo, no sabía qué hacer ante algo que sabíamos que podría ocurrir pero a lo que aún no estábamos preparadas.

Me acerqué a ella para susurrarle y recordarle lo que ya hablamos hace unos días.

- Ya no puedes hacer nada. Por favor, busca a Sofía y haz lo que te pedí - ___ cerró los ojos ante mis palabras y soltó un suspiro frustrado.

- ¡Qué te vayas de una maldita vez ___! ¡No quiero volver a verte en mi vida porque te aseguro que como lo haga, nos vamos a enfrentar de verdad! - le gruñó Camila. Y fue ahí que noté sus ansias de transformarse y atacarla.

Volví a mirar a ___. Una mirada silenciosa, de súplica y complice, haciendo que la ojigris asintiese derrotada.

- Perdóname por favor - fue lo único que dijo antes de irse decaída.

Pero, después de que se marchase, Camila para nada se calmó. Al contrario, desató su rabia golpeando, tirando y rompiendo todo lo que encontraba en su habitación.

Temía que volviese a convertirse en la bestia que fue el otro día pero, por otro lado, sabía que si intervenía, saldría herida.

- Camila, por favor. Cálmate. Esto no te hace ningún bien.

- ¡¿Cómo quieres que me calme después de que ___ confirmase mis sospechas?! - tiró la lámpara de su mesita, haciéndola añicos.

- ¿Pero cómo es que lo sabías? - intenté indagar, recibiendo un profundo gruñido de su parte.

- ¡Lo sé y punto! - tiró todo lo que había sobre su escritorio - ¡Todo era mentira! ¡Solo actuaba! Tenía enfrente de mi todas las pruebas. ¡Toda la verdad! - lo golpeó - El comportamiento tan extraño que ha tenido estos últimos meses ahora tiene su explicación. ¡Soy una imbécil por no haberme dado cuenta antes!

- No. No lo eres. Tú solo estás enamorada de ella. Eso te ha... - un objeto voló en mi dirección, estampándose contra la pared y haciéndose pedazos al haberlo podido esquivar por mis reflejos - ¡¿Pero qué crees qué haces?! ¡¿Estás loca?!

- ¡NO VUELVAS A DECIR ESO! - me señaló, sus ojos ahora eran dorados - ¡Este amor lo acaba de matar ___ con su actitud díscola y su gran traición!

- ¡¿Y por eso pretendes matarme a mi?! ¡Sabes muy bien que sigues enamorada de ella! - el gruñido animal que emitió hizo que me pusiese en alerta.

- Por desgracia tienes razón - cerró los ojos y sonrió de lado, confundiéndome - Tú tenías toda la razón. Todo lo que me dijiste y cómo tratabas y atacabas a ___... - lo dejó en en el aire.

Su voz más calmada y que, al abrir los ojos, fuesen de nuevo cafés, no era sinónimo de que pudiese bajar la guardia.

Conocía a Camila y sabía que en realidad no se estaba calmando sino todo lo contrario. Era la calma antes de la tormenta. Si por algo se caracterizaba era por su fuerte carácter, al igual que ___.