Capítulo 10

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Pov Camila.

El rugido que lanzó Dinah había sorprendido al lobo y ___ aprovechó para lanzarle un fuerte zarpazo en la cara para quitárselo de encima. Justo en su ojo izquierdo.

En eso, me había percatado que sus ojos eran dos esmeraldas muy intensas. Como si de fuego verde se tratasen. Lo que me hacía entender que estaba furiosa y fuera de sí.

¿Qué le había pasado para llegar a ese extremo?

El gran lobo aulló de dolor pero como contraataque, tomó a ___ del lomo con sus grandes fauces y la estampó contra un árbol, haciendo que emitiese un sonido lastimero y quedará inmóvil en el suelo.

Esa escoria acababa de sentenciar su muerte.

Rugí con intensidad y rabia y, sin dudarlo más, nos avalanzamos sobre él, mordiéndole y clavándole las garras en cualquier parte de su cuerpo. Al igual que ___, yo también me encontraba ya fuera de control, por lo que, al instante de ir a por él, ya le había arrancando una oreja de cuajo y provocado con mis garras varios desgarres en su cuello.

Se escuchó una mezcla de gemido con gruñido y vi como ___ intentaba levantarse para atacarle de nuevo pero podía verse que le costaba bastante por la grave herida en su cuello. No dejaba de sangrar y podía jurar que la profundidad de la herida era importante. Pero ella, en vez de quedarse quieta, quería seguir peleando a pesar de su estado.

Siempre había sido muy obstinada pero ahora ya sobrepasaba todos los límites.

Si no fuera por su estado y porque estabamos ante un duro rival, quien le iba a pegar sería yo por ser una terca total y no quedarse quieta.

Nosotras seguimos peleando contra esta inmunda bestia, cada una con sus habilidades especiales.

Dinah, al ser una tigresa, era de un tamaño superior al mío. Por ello, utilizaba mayor fuerza para atacarlo y golpearle con sus garras, buscando la forma de agarrarle del cuello, para después, poder clavarle sus afilados dientes y atravesarle la yugular.

En cambio, yo era mucho más ágil que ella, ventajas de ser una pantera, por lo que podía esquivar mejor sus ataques para poder llevar a cabo los míos que eran clavarle mis dientes en el lomo y patas.

Igualmente, le clavaba mis garras en sus costillas, tirando de ellas para desgarrarle esa zona y profundizar las heridas, impediendo así que se moviera.

Aunque esta escoria me sobrepasase en tamaño y fuerza, iba a proteger a ___ y Dinah de quien sea pero era difícil someterlo porque este ser no parecía normal, parecía más poderoso y cualquier ataque que le lanzabamos que sería crítico para cualquiera otra presa, solo parecía que eran rasguños para él.

Nuestro oponente nos lanzaba zarpazos en la cara y nos mordía también en el pecho, lomo y cuello. Había conseguido con eso provocarme una buena herida en el lomo y a Dinah en el cuello pero, principalmente, lo que hacía ahoea era defenderse.

El muy imbécil se pensaba que podía esquivar nuestros ataques cuando éramos asesinas profesionales que además le superabamos en número.

De repente, Dinah salió por los aires y yo fui detrás, solo que yo rodé por el suelo.

Enfurecida, me levanté y salté sobre él con agresividad. El impulso con el que me lancé fue tal que lo tumbé y le clavé profundamente las garras en los hombros y le mordí el cuello.

Sentí mis colmillos atravesar su gruesa piel e hincarse en su carne. Otro aullido de dolor de su parte se hizo presente.

Su sangre hizo rápido contacto con mis papilas gustativas, degustando en sí su sabor. Ese caliente líquido rojo me gustaba. Hacía mucho que no saboreaba la sangre lobuna y lo echaba de menos. Era embriagante, por lo que entendía en cierta forma a los vampiros en el por qué de su tan intensa adoración por ella.

Las Hijas De La Noche (Sofía Carson, Camila Cabello y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora