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POV's Elizabeth Arendell.



"-. Ella no tenía miedo. Ella tampoco buscaba querer sentir terror hacia ella misma. Simplemente era un alma en busca de consuelo y justicia."





Volteé mi cabeza de un lado a otro, intentando percibir cada ángulo posible del sótano. No es que no lo conociera desde antes, de hecho he pasado varias noches aquí abajo a causa de los arrebatos que Jackson tenía cuando me negaba a obedecerle. Pero en aquel momento no estaba atada, y en definitiva no buscaba algún objeto punzante a mi alrededor para librarme.

Recordé los artefactos que Jackson utilizaba para castigar a aquellas chicas. Eran bastante filosos, y entes ellos había una daga que podría servirme fácilmente para soltarme.

Recordé las tantas veces en las que lo había visto usarla. Aunque en aquel entonces me diera vergüenza admitirlo, había memorizado cada herida que él le había hecho. El olor de aquel líquido carmesí entrando por mi nariz junto con la sensación de querer ser yo la causante de aquellos gritos.

Quizás antes no podía admitirlo, que digo, a penas podía aceptar a mí misma que era una maldita loca. Tenía tanto miedo de quedar como una jodida demente ante todo el mundo, o de qué Jack me odiará por haberlo juzgado tantos años cuando la realidad era que uno de mis sueños oscuros era hacer lo mismo que él me obligaba a presenciar.

En mi desesperación de salir de aquel sitio, y de poner romper cabezas de inmortales y guardianes, comencé a brincar sobre la silla, logrando que esta lograra moverse unos centímetros hacia atrás, quedando justo debajo de un gran gancho, del cual Jack disfrutaba colgar a la gente, y a veces a mí como un extraño y retorcido fetiche de su parte.

Inhalé profundamente, antes de usar toda la fuerza que mi cuerpo tuviese para dar un salto con la silla, logrando rozar aquel gancho con la cuerda. Hice aquello varias veces más, cortando mi piel en algunos intentos, pero cuando por fin sentí la cuerda ceder, solo hizo falta un pequeño empujón para que acabara desatándome.

Me enderecé de la silla como nueva. Ignoré las manchas de sangre en mi ropa, pues las heridas ya habían cicatrizado y no tenía tiempo para preocuparme de otras cosas. Mi objetivo era claro. Iría a por esos idiotas y los rebanaría en pedazos.

Tomé el cuchillo que tanto había estado buscando, y con mi mejor sonrisa plantada en mi rostro, subí las escaleras del sótano abriendo la puerta con facilidad, encontrándome print aquel pasillo que tanto tiempo había pasado sin ver.

Sentí el aroma de Merida y Rapunzel en la sala, por lo que me acerqué con cautela y de forma cuidadosa. Lo último que necesitaba era una bruja lanzándome conjuros asesinos.

-. No estoy mintiendo, Joder. Está furiosa, más furiosa de lo que ustedes vieron aquel día.- pude oír la voz de Mérida hacer eco en las paredes blancas. Pronto supe que hablaban de mí.

-. No me extraña. Era cuestión de tiempo que hiciera algo como eso. Elsa es una niñada y ya, no podría lidiar con toda esta mierda.- La voz de Lilia continuó la conversación, con su típico tono despectivo.- De hecho, me sorprende que haya soportado tanto. Yo le habría dado diez diez como máximo.

-. ¡Claro! Lo dice la chica que cada vez que tiene un colapso recurre a sus múltiples personalidades.- Me imaginé a Punzie rodando los ojos.- seamos honestas y acepta que estás jodida porque ahora no eres la única protagonista en los ojos de Jack e Hiccup.

𝖕𝖊𝖈𝖚𝖑𝖎𝖆𝖗 (JELSA) ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora