Cap 31

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Su mirada me acusaba, intentando descubrir el motivo por el cual no decía "También te amo"

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Su mirada me acusaba, intentando descubrir el motivo por el cual no decía "También te amo". Y es que me parecía obvio; he llorado secretamente por él los últimos dos meses jurándome que si lo volvía a ver ni siquiera iba a darle los buenos días. Mi fuerza de voluntad resultó ser nula y la idea de ignorarlo una idiota y malformada utopía.

Si ya de por sí había sido débil y endeble al dejarme besar ¿Cómo se le ocurre que le iba a decir te amo como si todo mi dolor hubiera sido en vano?

- No, creo que este no es el momento para esas palabras - hablé con sinceridad.

Lo vi perder un poco la calma (o talvés la seguridad) caminando de un lado a otro. Luego de trillar el estrecho espacio unas tres o cuatro veces se detuvo frente a mí con una mano en su cintura y la otra masajeando su sien como si tuviera jaqueca.

- Entiendo - soltó el aire en forma de suspiro - No quiero presinarte - Contrario a lo que imaginé tomó mis manos entre las suyas y las acarició con parsimonia, como un fino cristal o una pieza que vale millones y se tiene miedo a romper.

Este tipo de acciones de él son las que me dejan sin aire en mis pulmones.

Sonreí como idiota ante su acto tan galante mientras sentía cómo mis rodillas temblaban y amenazaban con flaquear. Era una estúpida mantequilla que se derretía al mínimo contacto con su caliente piel.

En el momento menos esperando (y aprovechándose de mi enamorada sonrisa) me apretó contra su pecho y me abrazó con cariño. Una de sus manos se posó en mi cintura, haciendo pequeños y casi imperceptibles círculos con su pulgar, mientras que con la otra peinaba con sus dedos mi negro cabello en forma de caricia.

Sentí su respiración haciéndome cosquillas en mi cuello, pero en vez de darle a esto un sentido erótico mi loco cerebro estaba calculando hace cuántos días no lavaba mi cabello. Esa era una cuestión importante cuando tu chico hunde su nariz succionando el aroma de cada una de tu células. Lo sé porque obviamente yo también lo he hecho.

Gentilmente traté de separarlo de mí por obvias razones pero no cedió.

- Jin, tengo clases - puse como excusa.

- No mientas - escuché una pequeña risita en mi oído - Conozco todo tu horario de memoria.

- Acosador - dije a broma.

Me apretó por última vez y me dejó ir de sus brazos.

- Por cierto - tomó uno de mis mechones rebeldes y lo llevó a su nariz - deberías lavar tu cabello - sonrió divertido como si hubiera adivinado desde un comienzo la razón por la que quería dejar el abrazo.

- Aich... - quise maldecir pero no era chica de eso. Tapé con ambas manos mi rostro como si así la pena se fuera a esfumar por arte de magia y salí corriendo del lugar tal cual criminal que huye de la escena del crimen.

Efecto Seok Jin 💖 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora