Capitulo 30

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-Vaya mierda de licencia, mira esto, ni siquiera me parezco en la foto -comenzó a quejarse Chucho conmigo mientras me mostraba la licencia de conducir falsa que Oscar le había dado.

-Bueno, tú fuiste el que le dio la foto -le dije mientras la miraba, y me reía.

-Sí, pero cuando se la di, te juro que me veía 10 veces mejor. Además, solo mira el nombre de mierda que me pusieron. "Aitor Mclovin", dime ¿Quién en su sano juicio le pone a su hijo "Aitor"? Es un nombre de mierda, ni siquiera a un perro yo le pondría así. Y luego el apellido; "Mclovin". Dime Arthur ¿Has conocido a alguien en tu puta vida que se apellide Mclovin?

-No, no lo creo -le dije entre risas.

-¿Alguien que se llame Aitor?

-Tampoco

-¡Exacto! Porque es un nombre estúpido.

-¿Pues qué no te dejaron ponerle el nombre que tu quisieras?

-¿Tú crees que yo hubiera decidido llamarme sí? ¿Qué clase de idiota piensa que Aitor es un buen nombre?

Nos encontrábamos dentro de su auto estacionado a un lado de la cera, el en asiento del piloto y yo en el de copiloto, con "Pretty Woman" sonando de fondo, esperando a que Esaú saliera de club clandestino de pelea, al que había entrado para arreglar unos "asuntos". No nos dio detalles, sólo nos pidió que lo acompañáramos, ya que no quiera irse en camión, ni tampoco solo. Lennon no nos pudo acompañar por quedarse a hacer un proyecto de la escuela.

Yo ya ni me preocupaba por esas cosas; de tantas veces que había faltado, y de no haber entregado la tarea, seguramente ya hasta había perdido el año. Aunque aún tenía posibilidades de pasarlos en exámenes, aunque lo veía poco probable. Tenía que buscar una forma de pasar el año, o mi madre le daría un infarto. Pero hasta ese momento no sabía que es lo que iba a hacer.

Chucho seguía quejándose de lo estúpido que se veía su "licencia de conducir", cuando de la nada, alguien toco a la ventana del auto. Chucho se alarmó un poco cuando miro que el que la tocaba era un oficial de policía que tenía cara de pocos amigos. Nervioso, bajó la ventana del auto y le sonrió al oficial.

-Hola oficial ¿Qué tal? ¿Podemos ayudarle en algo? -le dijo con una sonrisa forzada.

-Están estacionados en una zona prohibida. Necesito que me hagan el favor de moverse, o tendremos que llamar a la grúa.

-Oh, es que estamos esperando a un amigo, no creo que tarde en venir ya -intenté explicarle al policía.

-Yo no sé, ya les avisé, si cuando regrese siguen aquí, tendremos que darles una multa, y la grúa confiscara el auto.

-Está bien, está bien, ya nos movemos -le dijo Chucho algo fastidiado, mientras encendía el motor del auto.

El oficial pareció satisfecho con la respuesta, y se fue como llegó.

-Maldito Esaú, se suponía que iba a ir rápido ya lleva media hora hay dentro ¿Qué mierda está haciendo? -se quejó Chuco mientras empezaba a incorporase a la calle.

-No lo sé, pero ¿sabes algo?, si nadie se queda aquí, Esaú no sabrá donde mierda estamos -le dije mientras miraba por la ventana a la calle.

-¿Entonces? ¿Qué hacemos?

En eso, tomé el encendedor que Esaú había dejado arriba del estéreo, me bajé del auto, y cerré la puerta, apoyándome en la ventana para poder hablar con Chucho.

-Yo me quedo a esperarlo aquí, hay una tienda a lado del lugar donde se metió Esaú, y muero por unos cigarros. Creo que hay un estacionamiento atrás de la calle, puedes dejar el auto ahí y esperarnos. Cuando salga Esaú, yo lo llevaré allá, y aparte tendré mis cigarros ¿Vale?

Crónicas de un criminal. Trabajos sucios a precio barato (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora