Capitulo 20

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En cuanto abrí los ojos salté de la cama y comencé a vestirme. Me tomé una ducha lo más rápido que pude, me lavé los dientes, me coloqué la chaqueta que me había dado Penny, y salí de la casa antes de que mi madre pudiera despertarse. No quería tener la mala suerte de encontrármela y que me comenzara a preguntar el por qué iba tan apurado. Tomé mi mochila, y después corrí hacia el transporte público. Para ser tan temprano, ya había bastante gente usándolo, seguramente yendo todos a su trabajo. Tardé como media hora en llegar al vecindario de Oscar, por el tráfico que ya se había suscitado en las calles, pero finalmente llegué donde ya todos estaban esperándome.

—Llevamos casi 15 minutos esperándote Arthur, creí haber sido claro cuando me refería a que la puntualidad era bastante importante —me comenzó a regañar Oscar.

—Tranquilo, me tarde un poco por el tráfico, pero ya estoy aquí ¿Qué es lo que vamos a hacer? —le respondí sin mucha importancia.

—Yo y Esaú iremos al taller como acordamos para que pueda verificar por sí mismo que no les estoy tomando el pelo respecto con lo del dinero. Tú y Chucho irán a dejar el paquete, intentando no llamar la atención de la policía, y Lennon se quedará aquí a cuidar a nuestro invitado. Ayer logré encontrar los sedantes y lo obligué a que se los tragara, pero el efecto ya se le pasó hoy en la mañana, así que tuve que amarrarlo una silla con cinta. Está medio aturdido, pero no creo que esté así por mucho tiempo, así que una vez compren los sedantes, nos esperaran en la avenida cerca del taller y nosotros los recogeremos con el auto de Chucho para llegar más rápido aquí antes de que las cosa se pongan más complicadas ¿Todos entendieron?

—Si...creo que quedó claro —dijo Chucho, probablemente asimilando toda la información.

—¿Y qué se supone que voy a hacer si el chico que tenemos ahí encerrado se despierta? —cuestionó Lennon.

—Pues nada, la pregunta aquí seria ¿Qué no puedes hacer? Seguramente tienes la fuerza suficiente para someterlo, además él está muy débil por lo de su brazo roto, no creo que se le ocurra intentar algo tonto.

—Bueno...me parece lógico.

Todos asintieron y Oscar le aventó la mochila a Chucho, quien la atrapo con éxito. Después todos nos dimos la espalda, y caminamos hacia nuestros respectivos destinos, pero antes de que yo y él desapareciéramos, él se giró y nos llamó de vuelta.

—¿Llevas tu arma verdad Arthur? No quiero asustarlos, pero después de lo que paso ayer, cualquier cosa puede pasar —comentó Oscar.

—¡Me lleva el carajo! debí de haberla dejado en mi casa —exclamé frustrado.

—Pffff, está bien, no importa. Que esta la lleve Chucho —en seguida, Oscar desfundo el arma que tenía y se la lanzó a Chucho el cual por poco no la lograba atrapar—. Esta es parecida con la que empezaste a aprender a disparar. Es una "Colt Python". Ten cuidado, es un revolver algo potente. También toma esto—. Después le lanzó las llaves de un automóvil, las cuales yo logré atrapar —No creo que puedan abrir el coche sin esto.

Chucho guardó el arma con inseguridad en su pantalón y después le agradeció. Esaú y Oscar se subieron al automóvil, sin tiempo que perder aceleraron hacia el taller aprovechando que las calles estaban algo despejadas. Yo y Chucho le deseamos buena suerte a Lennon, el cual algo escéptico entró al sótano con el tipo que teníamos secuestrado. Chucho y yo tomamos el primer autobús que pasó por la zona.

El camino fue algo tardado ya que las calles principales a esta hora del día comenzaban a llenarse demasiado, no tenía mucho caso intentar tomar el metro de la ciudad ya que si no estaban atascados a reventar probablemente no estarían haciendo paradas para agilizar la movilidad de este. Ya una vez que Chucho y yo conseguimos asientos y nos quedamos mirando hacia la nada, él repentinamente soltó una maldición.

Crónicas de un criminal. Trabajos sucios a precio barato (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora