Capitulo 6

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Me quedé en shock. Las palabras no podían salir simplemente de mi boca, no sabía cómo reaccionar, no sabía qué hacer, a dónde mirar. Sólo me le quedé mirando al médico con una expresión fría, mientras él seguía moviendo al boca, sin que yo fuera capaz de escucharlo.

— ... una enfermedad muy peligrosa...bacteria infecciosa... cuando hay síntomas...

Parecía que me iba desmayar, me desconecté por unos segundos de la vida real. Después el doctor dejó de mirar a mi madre, y comenzó a verme a mí, para después hablarme.

— ...¿Chico...?... ¿Arthur...? —y al final reaccioné, y miré al doctor a los ojos.

—¿Sí...? dígame... —le dije, saliendo de mi trance.

—¿Si entendió lo que acabo de decir? —me dijo el hombre con bata blanca, detrás de su escritorio, con una mirada pasiva. Yo miré a mi madre que estaba sentada a lado mío, con una mirada llena de angustia, pero que sé quería mostrar calma; y después volví a mirar al doctor.

—Si... es tuberculosis, y no hay cura —le conteste, mirando hacia abajo.

—Escucha Arthur, sé que parece que las cosas están perdidas, pero hay tratamientos, tratamientos que pueden ayudar a controlar la enfermedad —comenzó a decir en doctor, tal vez con la esperanza de que eso me iba a ayudar a sentirme mejor.

—Y disculpe doctor por la pregunta... pero ¿Cuánto es que cuestan esos tratamientos? —preguntó mi madre, con el tono de voz temblándole por los nervios.

—No importa cuánto cuesten mamá, no importa... —dije, antes de que el doctor pudiera responder.

—Mire, estos tratamientos son en su mayoría son algo nuevos, pero bastante efectivos. Pero debido a que no tenemos tanta tecnología desarrollada como para ofrecérselo a todo mundo, si cuestan bastante, no les mentiré. De hecho también es una enfermedad bastante contagiosa, así que tendremos que hacerle también un par de estudios a su hijo, pare verificar si también tiene la enfermedad.

Suspiré lleno de frustración. Esto era realmente fabuloso. Había traído a mi madre por una simple tos, y ahora resultaba que ella tenía tuberculosis. No podía ser más jodidamente afortunado. Tenía ganas de llorar, no podía negarlo, pero tenía que mostrarme fuerte, fuerte hacia mi madre y hacia toda esta porquería, no podía derrumbarme.

—Y con todo esto, y los tratamientos, ¿Habría alguna posibilidad de que mi madre se pudiera curar?

—Pues...se le deben de hacer varios estudios. Tenemos que determinar primero si es que la tuberculosis es pulmonar y renal. Así podremos empezar con un tratamiento, antibióticos, y es importante igual saber si usted está contaminado o no. Yo recomendaría que vinieran mañana, para que podamos hacer más estudios; pero por el momento, si tosen. es importante que lo hagan en un trapo, y eviten el contacto con más personas hasta mañana. Eso sería todo por el momento.

Ya no había nada más que decir. Estábamos hasta el cuello de problemas. Salimos los dos del hospital, y ninguno sabía que decir. Mi madre estaba condenada a a muerte, y eso que nosotros creíamos que era un simple tos que solamente no se había tratado adecuadamente. Y mi madre sabía eso, lo podía ver en sus ojos. Pero supongo que ninguno de los dos tenía el valor suficiente como para afrontarlo. Nos subimos al autobús, y nos fuimos directo a nuestra casa. Ya sentados uno a lado el otro, fue cuando mi madre rompió al fin el silencio.

—Escucha hijo, sé que lo que dijo el doctor realmente suena mal. Pero tienes que prometerme que si es que yo llegara a...

—No te va a pasar nada —la interrumpí—. Haré todo lo posible por pagar todos esos tratamientos. Si hay una mínima posibilidad de que te puedas curar, no dudes que la tomare mamá.

Crónicas de un criminal. Trabajos sucios a precio barato (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora