Capitulo 3

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La mañana siguiente fue muy dura....el sueño me estaba matando, ni siquiera era capaz de poder abrir mis ojos. Me tentaba mucho la idea de quedarme en mi cama, y no moverme de ahí hasta la tarde, pero al final mi sentido común regresó y me levanté , comenzando a vestirme desanimado, fui al baño y comencé a lavarme los dientes frente al espejo opaco y sucio, me lavé la cara, e intenté cepillarme el cabello, pero fue inútil, estaba demasiado enredado, así  que simplemente me limité a acomodármelo con los dedos. Me dirigí a la sala, y ahí encontré a mi madre dormida en el sofá, con la televisión encendida llena de estática.

El sueño debió de haberla vencido anoche. Decidí no molestarla y simplemente pasar de largo. Tomé las llaves colgadas en el llavero, y salí de casa silenciosamente. Nada más encontrándome afuera, comencé a oír los gritos y golpes matutinos de la familia de arriba, como siempre, pude distinguir fácilmente la voz de la hija mayor discutiendo con la del padre, después escuché cómo objetos pesados caían al suelo, y otros golpeando la paredes con fuerza; supongo que la pelea sí que estaba animada...

Tomé el autobús hacia la escuela, y llegué mucho más rápido de lo que creí. Al parecer las calles esta vez no estuvieron atascadas de automóviles, haciendo el trayecto consideradamente más rápido.

Cuando entré a la escuela, me dirigí directamente hacia mi salón donde tenía la clase de Etimologías. Faltaban aún como diez minutos para que la clase empezara, así que no tenía de otra más que esperar ahí parado como imbécil.
         
Mientras esperaba ahí de pie pensando en mis cosas, aparecieron dos chicos caminando, que iban discutiendo, ocasionando que captarán mi atención.

Al primero chico que ví, era más alto que el otro, incluso creo que me rebasaba a mí por 2 o 3 centímetros, tenía el pelo muy largo, y era chino. Casi parecía una pelota, o más bien una pelusa enorme, ya que no lo tenía tan cerrado. Era un poco robusto, y se notaba que tenía unos kilos de más, pero tampoco  algo que llamara mucho la atención, tenía los ojos de color negro, o tal vez de color café muy oscuro. El otro chico igual tenía el cabello bastante largo, pero era totalmente lacio y de color café claro, llegándole hasta la altura del cuello. Tenía unos grandes lentes redondos, y a diferencia del otro chico, la grasa que aprecia tener de más, era musculo. Por una extraña y graciosa razón, al chico lacio lo asocie rápidamente con el popular cantante John Lennon. Quien acababa de ser asesinado un par de años atrás.
Mientras más se acercaban, más se notaba que los dos estaban en una discusión bastante reñida. Parecía que los dos venían de la biblioteca, pero no parecían ser los típicos chicos estudiosos, o al menos el alto no.

—¡Hazme caso! Los viajes en el tiempo sí que pueden ser posibles —oí decir al chico alto.

—Solo porque lo viste en una película no significa que deba de ser reales –le contestó el chico de pelo lacio.

—Si, pero sólo porque a ti no te gustó la película no significa que no existan los viajes en el tiempo.

—Esa película no tiene ni una sola base científica, es puramente ficción, y se quedara en nada más que eso.     

—Nah, no creo,  para mi sigue siendo una posibilidad.

—¡Oh que terco eres!

En eso, inesperadamente, el chico alto se me acerco de la nada.

—Oye amigo, dime algo ¿Tú crees que los viajes en el tiempo pueden llegar ser posibles?

-Aahhh, yo... no...no lo sé... ¿Tal vez? –realmente estaba confundido...

-¿Lo ves? No soy el único que lo cree –mencionó el chico alto volteando a ver al de pelo lacio.

-Eso no prueba nada.

Crónicas de un criminal. Trabajos sucios a precio barato (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora