La ciudad perdida

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Una historia de pocas, de una princesa sin reino, donde cuenta la leyenda que guardaba en su cajón tres esferas de fuego

Eran tres fuegos muy parecidos, muy diferentes entre sí, que con colores distintos brillaban hasta resplandecer

A veces princesa, otras veces, guardiana de su tesoro, donde de todas las naciones codiciaban el cofre, tal secreto resguardaba en su interior.

Cuando el sol se ocultaba en el horizonte, la noche sumía la ciudad perdida en una inmensa oscuridad, un abismo de nada, que envolvía todo.

En las noches de desaliento la princesa cumplía su confiada tarea. Abrir el baúl de sus atesorados recónditos, donde resplandecían en el fondo tres esferas que irradiaban luz

El cielo nocturno se iluminaba con radiantes tonos platino, índigo y carmesí.

Convirtiendo aquella en la más hermosa y feliz ciudad de todos los alrededores

Más allá de todo existe un mito que narra que en el interior de esas esferas se escondía el amor puro y sin condición.

Como el carmesí resguarda el amor pasional. El índigo refugia en su seno un amor tierno. Y el platino acoge en su interior el amor incondicional

Que adoptasen en conjunto los corazones que albergaban en aquella ciudad perdida

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