Muñeco de Dios

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Sentí por un breve momento que estabas ahí. En mi mente, habías llegado para arreglar todo lo que se había roto, pero supongo que eras demasiado bueno para poder entrar en mi mundo. Y entonces con cruel ironía pensé en la obra de Shakespeare, y recordé que en el mundo real no es común morir por amor

Yo estaba ahí, en el mismo lugar donde siempre iba a morir, y ahogar los sueños muertos, refugiada en el humo de un cigarro que me arrancaba cada desaliento perdiéndose en la noche sin vacilar. Vestida de luto. Llena de amargura.

Vaciaba mi vida como si se tratase de la distancia de una botella y por sobre todo me perdía sin conocer el exacto sentido que tenía todo eso

¿ Has escuchado alguna vez la filosofía del rock and Roll ?

Pues yo era eso, una sombra que abrazaba a Satán y se preguntaba cada mañana si la vida era solo sexo y una orgía de estupefacientes, pero segura de que, si no era eso, ninguna otra cosa podía serlo

¿Tú alguna vez pensaste algo parecido? Claro que no. Eres un muñeco que Dios creó para ser presumido como obra divina de su creación. Eres perfecto. Al menos tienes uno de esos encantos de persona de bien, de esos con los que siempre se debe quedar la chica derrotada al final de la película.

Un ser de otra galaxia que no necesita ahogarse en ron para encontrarse

Te perdí. En ese mito que me invente dónde nuestras dimensiones encajaban. Hasta que una brisa de aire ardiente me hizo comprender que en medio de ese amor jamás me hubiese salvado, serías tú quien saliese resquebrajado.

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