Maria

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Yo conozco a una muchacha, es una niña en realidad, pero reniega de la ternura de sus dulces años para jugar a ser mujer

Una supuesta dama entendida en el arte del amor y con vasta experiencia en ciertas batallas. Quizás tenga razón. Puede ser que la vida haya sabido bailar con ella un ritmo más bien agitado, arrancándole desde el comienzo lo más atesorado

Su nombre, es de una virgen que dio a luz al salvador, sin embargo, ella me cuenta que su puerta se cerró nada más ella nació

Aunque su rostro recuerde a una flor en retoño, y su voz sea tan dulce como el canto mañanero de cualquier pajarillo, habría que entender el valor que cobija su corazón

Una criatura de máxima pureza que tuvo que aprender a vivir, por el solo hecho de resistir

En la memoria a penas queda la imagen idealizada de un hada madrina, que sirva para verter todo el dolor de la ausencia, adornado con alas de amor

Aprendió a hacerse de la nada, en medio de la soledad que la formó. Apareció con fuerza y decisión

Posee esa capacidad especial de conquistar todas las cosas, como si dentro de ella, pequeña, hubiese un calor inmenso con ganas de impregnarlo todo

Cuenta la leyenda, que un día, frente a un sarcófago, sus lágrimas recorrieron los caminos por siempre abandonados, y su sufrimiento fue capaz de derretir la fría piedra postrada ante ella

Pero lo importante, es ver un día su rostro, y saber que esa belleza es otra guerrera más adornando su vida con romances y sonrisas

Ella vive por dos, bajo la memoria eterna de esa madre que murió, pero que antes de irse dejó todo lo que amó

Un café en venusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora