Cadena perpetua

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Ella estaba más rota que viva.

La habían llevado al cielo. La habían enseñado a volar. La dejaron caer desde lo alto y hecha pedazos se quedó en la oscuridad.

Pero no sabía odiar.

Decidió que no se permitiría nunca ser la hija rasgada, el mal recuerdo, la lágrima amarga.

Se desvivió en esa tarea de ser lo bueno para los demás, tanto así, que a veces se lastimaba por permanecer en lugares pedregosos

No quería que nadie más sintiera lo que ella había sentido. No era capaz de desearle a nadie y deseo de morir y continuar sufriendo más allá de la muerte

Un café en venusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora