Un café en venus

Amar en el destierro

Eres una romántica empedernida, una tierna luz que con su inocencia castiga mis días y desvela mis noches.

Cómo andar en la distancia que aleja tu pequeño y frágil cuerpo de mi, y sin hallar respuesta posible a esa interrogante que se nos sobrepone desde algunos milenios atrás, seguimos aquí.

He solado noches incontables con el dulce sabor de los tímidos labios que una embriaguez bendita consiguió entregarme aquella primera noche. Sigues estando presente con mil nombres en mi mente y el deseo de tenerte

Existes en la distancia y a veces me pregunto cómo vivir, es una constante condena la muerte que se avecina poco a poco ante la ambición de poseerte

Siempre hemos sido así, desde aquella mañana contemplando los peces ir y venir en las verdosas aguas de aquel río que tantos recuerdos trae a mi memoria. Desde la primera vez que nos separamos y en tus manos dejé un regalo de papel y un pedacito de mí. Hemos aprendido a permanecer inmortales, alimentadas con el recuerdo del último momento

Dedico las eternas horas de mi espera a ensayar el futuro. Este verano bajarás a la estación y nos uniremos como siempre en un eterno abrazo que fusione nuestras almas, solo después te diré cuánto te necesité y en tu mano dejaré una de esas horribles flores que me veo en la obligación de aceptar como tus preferidas