Conozco un hombre marchito, vagabundo y viajero, fanático a andar el universo. Él es una constante interrogante, misterio para cualquiera que se aficione a su presencia, sin duda un buen poema.
Ha recorrido los mares y las tierras infinitas con la sensación de que nunca es suficiente, siempre latente el deseo, otro gramo de libertad o un sorbo de vida, aunque esté rota, vale la pena morir agonizando por un sueño en lugar de vivir contando las ilusiones abandonadas que te llevarán a un páramo de ideales superfluos
Aprendí pocas cosas de él más allá de la soledad y los fantasmas que adornan ese estilo reprobatorio de lucha constante por alcanzar la plenitud, es difícil ser humano entre tangos cuerpos vacíos que andan como sin saber y como sin querer
Como un niño grande, o cual infante temeroso aleja a los adictos, muere día tras día revolviéndose en la certeza lastimera de que asesinará lo bello con un solo roce, quizás algunos hombres piensen que sus desgracias sobreponen el entendimiento de otros que, sin saber, pudieron sufrir más que ellos, aunque mis palabras son solo conjeturas inexactas
Yo sólo sé que jamás imaginé encontrar tanto infinito, una vertiente de pasiones trasnochadas, el humo de la hierba perdido en los insomnios desbocados y tantas ganas de comerse el mundo en alguien que supera las edades precisadas, eso sí es romper estándares
Había un mundo ajeno e imponente que se alzaba a mi vista con una etiqueta de madurez, esa etapa de adultez que amenazaba con arrancar los tragos vigorosos de quien procura revelarse para alcanzar el cielo y una nueva felicidad escondida, tengo que admitir, que una vez acabado el clímax dónde cada interacción se justifica con los fragores de la edad comencé a temer ese futuro que se acercaba a trompicones
Entonces esa niña que siempre se vio entre dos cosmos, saboreando lo prohibido a la vez que ensayaba al dedillo su discurso sobre futuros perfectos, escenarios llenos de marionetas y maquinarias.
Fue en medio de la soledad y el anonimato de las noches de estío que Wendy conoció a Peter Pan
Su mundo puede no ser el de las estrellas, pero ella hubiera pagado porque un día se le dejara visitar Nunca Jamás
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Un café en venus
SpiritualEste libro es una recopilación de escritos antiguos y nuevos proyectos. Reflexiones abordadas mediante el hilo de una prosa poética que humildemente intenta apegarse al romanticismo y el realismo de su género. Espero lo disfruten !