Capítulo 21

156 13 0
                                    

Roberta:
Mi vida dio un gran cambio en un dos por tres. No puedo creer que ahora estoy casada y me siento más sola que nunca, en este año que pasó no he podido olvidarme ni un solo segundo de Diego, lo último que supe de él fue que ya salió de la cárcel. Dereck hizo un gran trabajo con respecto a eso, quiero verlo, quiero abrazarlo y no soltarlo jamás, desde que no está mis crisis volvieron, con Santiago no siento nada, siendo sincera aún lo trato como mi mejor amigo, Martin esta más insoportable que nunca, cada día se la pasa haciéndome la vida imposible. Mia esta súper feliz con Miguel, quien diría que su relación si funcionaria, en fin, ahora me encuentro en mi oficina, esta tarde tengo una junta con un supuesto socio nuevo.

Mia: También están los balances, tus acciones van increíble y el porcentaje está muy bueno, felicidades, amiga, Reverte Enterprise está en primer lugar en Latinoamérica y parte de Europa. –Sonríe y yo solo asiento a todo lo que me dice. Su ceño se frunce y suspira frustrada. __Roberta he Tratado de que te sientas bien, de hacerte sonreír y simplemente nada sale, ¿Aún lo extrañas? –Me mira algo angustiada y toma mi mano por encima de mi escritorio.

Roberta: No tengo ánimos de nada Mia, me siento vacía, lo necesito mucho. –Bajo mi rostro y siento como mi voz se quiebra.

Mia: Lo siento mucho, amiga tienes que ser fuerte, mira yo te prometo que él va a recapacitar y te buscara, cuando Miguel hable con el...

Roberta: ¿Lo vio? ¿Él sabe dónde está? Dime por favor. –La interrumpo desesperada y niega.

Mia: No, ese charrito no sabe nada todavía, aunque no sé, ha estado muy raro. –Hace una mueca y cierro mis ojos frustrada.

Roberta: Lo extraño, solo quiero verlo, no puedo más con esto y Dereck tampoco sabe nada. –Me levanto sin ánimos de mi asiento y camino hasta la puerta. __ ¿Qué hora es? –Pregunto y mira su reloj de mano.

Mia: 12 y 55 de la tarde. –Responde y asiento.

Roberta: Acompáñame a la sala de juntas, viene un nuevo socio y tengo que recibirlo ya que mi querido padre tiene un compromiso en otro lado. –Bufo seria y se encamina conmigo hasta la reunión.

Mia: Espero que no sea uno de esos viejos babosos, realmente me irrita tener que tratar con un hombre así. –Hace una mueca de asco y asiento. Quiero reír pero simplemente no puedo.

Roberta: Laura por favor si el señor que es el nuevo socio llega lo haces pasar cuanto antes a la sala de juntas. –Pido amable.

Laura: Pierda cuidado señorita Reverte. –Asiento y entró de una vez por todas en la sala. Me siento en frente y Mia a un lado de mí, la puerta enseguida se abre dejándome ver a Santi.

Santi: Mi vida, disculpa que te interrumpa, pero necesita saber si ¿Quieres ir conmigo a cenar? –Sonríe y se acerca a mí. __Hola Mia. –Saluda y Mia hace un desdén con su mano.

Roberta: Claro, aunque me gustaría cenar en mi casa, específicamente mi habitación, estoy muy cansada Santi, entiende. –Suspiro y asiente.

Santi: Bien, entonces compraré tu comida favorita y cenaremos en tu habitación, y así también llevó un bote de helado, ¿Qué te parece? –Dice entusiasmado.

Roberta: Ese plan me parece mejor, gracias. –Sonrió un poco y sonríe feliz.

Santi: Perfecto, te veo en la noche, te amo. –Se inclina y besa mi mejilla. Acaricia mi mejilla y se acerca a mis labios, deja un casto beso y justo la puerta se abre. Mi mente se queda en blanco por la persona que estoy viendo, mi respiración se agita un poco y suelto un jadeo de sorpresa, ¡Es Diego! No lo puedo creer, se ve diferente, distinguido y elegante, la boca de Mia se abre tanto que creo que si no tuviera su barbilla pegada a su rostro en estos momentos caería al suelo, mis ojos se cristalizan mientras el me mira detenidamente, mi pulso este acelerado y las ganas incontrolables que tengo de llorar no se van con nada. __Yo me voy, te espero en casa mi amor. –Besa mi frente y sale ya que no le prestó atención. Aun sigo en shock por tener al amor de mi vida en frente de mí.

Mia: ¡Dieguito! Que sorpresa, ¿Como estas? –Dice feliz. Se levanta y corre para abrazarlo. Él sonríe y le corresponde mientras no deja de mirarme. Estoy atascada en mis zapatos sin poder moverme ni hacer nada.

Diego: Lo mismo digo rubia, estoy muy bien, eh, vine a hablar con Martin, tengo una junta con él. –Le sonríe con esa sonrisa que tanto me derrite y mis piernas tiemblan.

Mia: Bueno él no está, tuvo un compromiso, pero dejó a Roberta a cargo, ya sabes que ella es la presidente. –Mia me mira y sonríe feliz. Yo sigo en la misma posición sin poder moverme.

Diego: Si no me queda de otra. –Se encoge de hombros y trago con dificultad. 

Mia: Bueno yo los dejó, fue un gusto verte, bye. –Se despide de el con un beso en la mejilla y sale. Diego ahora me mira serio y procede a sentarse justo donde estaba Mía, aclaró mi garganta y lo miro.

Roberta: Hola. –Musito nerviosa.

Diego: Ahórrese los saluditos señorita, yo solo vine a hablar con Martin, pero ya que él no está tendré que hablar con usted, seré breve, aquí están los documentos que tiene que firmar para la asociación y el nuevo proyecto de Reverte Enterprise. –Dice frío y cortante. Mi piel se eriza y mi corazón se encoge ante el mal trato de mi amor.

Roberta: Eh... –Carraspeo y me muevo incómoda. __Estoy segura de... De que todo está en orden. –Mi voz sale un poco quebrada y alza una ceja.

Diego: Le aconsejo que lea bien los documentos, no vaya a ser que crean que estoy robando, aunque no más que ustedes claro está. –Sonríe sarcástico. La primera lágrima sale y la limpio con rapidez.

Roberta: Yo nunca dije eso, es más, creo que está bien. –Murmuro cabizbaja. No puedo más, sé que soltare en llanto el cualquier momento, este no es mi Diego, este es otro hombre.

Diego: Si usted lo dice, de todas maneras, lo que usted piense no me importa, por favor entréguele los documentos a su padre, a partir de mañana vengo a instalarme en una de las oficinas. –Dice serio y se levanta. Lo miro perpleja.

Roberta: ¿Estarás aquí? –Digo sorprendida y bufa.

Diego: Eso fue lo que dije, ¿Esta sorda o qué? –Dice cortante. Cierro los ojos con fuerza y los abro rápido.

Roberta: Entiendo. –Musito y me levanto. __Tu ¿Es... ¿Estas bien? –Pregunto tímida y me ignora.

Diego: Mejor que nunca, aunque eso a usted no le importa, le pido que no se meta en mis asuntos, que tenga buena tarde. –Dice sin mirarme y sale dejándome con el alma rota y ahora si mis lágrimas salen.

Roberta: Bebe... –Susurro y decaigo en llanto.

Princesa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora