Capítulo 28

203 20 3
                                    

Roberta:

Trago fuerte he intento levantarme. Diego niega y me abraza por la cintura para que no me levante, golpeo su hombro levemente y ríe, papá no deja de llamarme y creo que seremos descubiertos porque cuando a Martin Reverte se le agota la paciencia es mejor correr y esconderse. Mis intentos son en vano, es obvio que Diego no va a soltarme así que solo me limitó a responderle a mi padre a base de gritos y afirmaciones, en serio es frustrante.

Martin: Roberta ¡Demonios, estoy perdiendo la paciencia! –Grita molesto y miro a Diego suplicante para que me suelte.

Roberta: ¡Te escucho, papá! ¡Perdón, es que estaba bañándome! –Hago una mueca y Diego ríe a lo bajo.

Martin: Bien, entonces mañana hay una junta a primera hora... Roberta mejor ábreme no me gusta hablar así. –Intento levantarme, pero Diego no me deja.

Roberta: Oye, se te está haciendo costumbre no soltarme cuando alguien quiere hablar conmigo. –Susurro en modo de regaño. __ ¡Ya voy! –Grito y Diego besa mis labios.

Diego: Te quiero tener solo para mí. –Susurra y besa mi cuello. Jadeo y cierro los ojos.

Martin: ¿Sabes qué? Déjalo así, mañana a primera hora es la junta, después tenemos reunión con los inversionistas, y después te digo lo de la noche, descansa. –Escucho sus pisadas alejarse y suspiro aliviado. Diego no deja de besar mi cuello y gimo, eso sin contar que aún sigue estando dentro de mí.

Roberta: Eres insaciable... Ah. –Acarició su nuca.

Diego: Te amo... Te amo... Te amo. –Dice entre besos. __Eres mi todo, mi amor, mi vida, la Princesa de mi vida, mi niña hermosa, no sabes cuanto te amo. –Dice con amor. Lo observo y siento como unas cuantas lágrimas se deslizan por mis mejillas.

Roberta: Tantas veces soñé con estar así contigo, te juro mi amor que nunca quise lastimarte, mi papá me obligó a casarme con Santiago, yo no quería, pero el me amenazó, él sabe cuál es mi debilidad. –Lo miro sincera. El suspira y besa mi mejilla.

Diego: Se que él es el culpable de todo, no quiero hablar de eso por favor, solo deja que tú y yo estemos bien esta noche, Santiago y Martin me importan un carajo ahora. –Hace que me levante y sale de mí. Se sienta a un lado y se pone su bóxer.

Roberta: ¿Qué haces? –Pregunto temerosa. Por favor que no suceda lo del otro día.

Diego: Pues me voy a quedar así, si no me visto terminaré haciéndote el amor otra vez y créeme que no quiero agotarme. –Sonríe y respiro aliviada.

Roberta: Pensé que te irías. –Murmuro y me abrazo a él.

Diego: Si me voy, pero más tarde, cuando nadie se dé cuenta que estuve aquí, contigo. –Dice en mis labios y sonrió.

Roberta: ¿Sabes? Tengo miedo de que todo esto sea un sueño, que en cualquier momento yo voy a despertar y tú ya no vas a estar. –Digo un poco cabizbaja. Acarició su mejilla y bajo a su nuca.

Diego: Te aseguró que no es un sueño, y si es uno, pues entonces no despertemos nunca mi niña hermosa. –Susurra con ternura. Acaricia mi espalda y besa mi nariz.

Roberta: Duerme conmigo, por favor. –Pido como niña pequeña y sonríe.

Diego: Me encantaría dormir contigo, amor mío. –Susurra en mis labios y me besa. __Pero no se puede, escuchaste a tu papá, mañana hay junta a primera hora y tengo llevarme algunos documentos de mi casa. –Besa mi frente y hago puchero.

Roberta: ¿Te quedas un rato más? –Pido y niega riendo. __Andaaa, por favor. –Beso su barbilla y bajo a su cuello.

Diego: No trates de convencerme, esta vez no mi amor. –Ruedo los ojos y beso sus labios. __Hay mucho trabajo mañana mi vida. –Me besa castamente y se levanta para terminar de vestirse.

Roberta: Eres muy malo. –Me cruzó de brazos y el me mira obvio. Termina de ponerse su chaqueta, pone ambas manos en el acolchonado y se inclina para quedar cerca de mi rostro.

Diego: Mañana, después de que terminemos en la empresa, podemos ir a mi casa, di que si amor porque quiero tenerte para mi solito. –Sonrió y asiento mientras muerdo mi labio.

Roberta: ¿Me harás mimos? –Entre cierro los ojos y suelta una risita.

Diego: Te haré mimos, te besare completita, y no te dejaré salir de mi habitación. –Dice coqueto. Arrugó mi nariz y río para después besarlo.

Diego: Te amo, mucho, mucho...

Roberta: Mucho, mucho. –Me toma de las manos y hace que me levante.

Roberta: Siempre te voy a amar. –Rodeó mis brazos en su cuello y nos damos un beso esquimal.

Diego: Ya me tengo que ir. –Susurra mientras besa mi cuello.

Roberta: Te acompaño a la salida, vamos. –Beso sus labios y me pongo mi bata para cubrirme ya que estoy desnuda.

Diego: Oye amor, ¿Estas yendo al gym? –Pregunta y frunzo el ceño.

Roberta: ¿Por qué? –Digo extrañada y noto como me mira el trasero. Hay que ver Dieguito que te has vuelto todo un pervertido. __Mi amor, mis ojos están aquí arriba. –Alzó una ceja y se encoge de hombros.

Diego: Yo sé dónde están tus ojitos hermosos, pero también miro otros atributos que tú tienes mi cielo, entonces ¿Gym o no? –Alza ambas cejas coqueto y niego.

Roberta: En serio te amo, mi arquitecto favorito. –Lo beso y acarició su nuca.

Diego: Te amo el doble, amor–Besa mi nariz y tomó su mano para salir de mi habitación. Nos aseguramos de que no haya nadie y bajamos, nos vamos hasta la cocina para que Diego salga por la puerta de atrás, una vez allí solo lo beso como despedida. __Nos vemos mañana mi niña, te amo. –Me besa y aprieta mi trasero. Doy un pequeño salto en mi sitio y ríe. __Como me encantas. –Ruedo los ojos y lo beso.

Roberta: Basta, te veo mañana pervertido. –Lo beso por última vez y lo empujó echándolo afuera. Sonrió como tonta enamorada y volteo para irme a mi habitación.

Santi: Se puede saber ¿Qué haces? –Pregunta serio y trago en seco.



Princesa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora