Capítulo 24

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Diego:

La reunión fue todo un éxito a pesar de todo. No podía quitarme de la cabeza la sonrisa de Roberta al verme hablar, me siento tan lleno de ira al sentirme así cuando la tengo cerca, ayer cuando se desmayó en mis brazos la lleve con su amigo el doctor, Méndez, él estaba empeñado en que me quedará, pero simplemente no podía así que llame a Gorjesi, a fin de cuentas, en su esposo y tiene que estar con ella, llegue a mi casa hecho una furia, Martin Reverte es el ser más despreciable de este mundo, capaz de envolverte con cualquier cosa.

Leo: Hola hermanito...

Diego: No estoy de humor, Leonardo. –Lo corto antes de que empiece con sus cosas.

Mabel: Hola para ti también hijo, ¿Que sucede? –Dice en tono de regaño y bufo.

Diego: Solo... No quiero hablar ni nada, quiero descansar, estaré en mi habitación no quiero que nadie me moleste. –Digo serio y siento unas palmadas en mi hombro.

Víctor: ¿Se puede saber quién te puso así? –Me mira con una ceja alzada y suspiro.

Diego: No quiero hablar, viejo por favor, paz, quiero paz. –Digo frustrado.

Leo: Alguien que busque a Roberta, es la única que puede quitarle esa calentura. –Murmura divertido. Mamá lo codea en forma de regaño y yo lo fulminó con la mirada.

Diego: Estaré en mi habitación, que nadie me moleste. –Digo molesto y me dispongo a subir.

Leo: Amargado. –Lo escucho decir.

Mabel: ¡Leonardo! –Lo regaña una vez y ruedo los ojos. Ya estando en mi habitación de deshago de mi vestimenta y me meto a la ducha, se siente tan relajante el agua tibia en tu cuerpo, luego salgo y después de haberme secado me pongo mi pijama, un pantalón de dormir a cuadros negro con gris y una camiseta negra, suspiro y me acuesto en mi cama con la mirada perdida, ¡Maldición, estoy tan celoso del imbécil de Santiago! El cómo la mira, la toma de la mano, incluso cuando la besa, porque si, los he observado, me revienta todo esto, de un momento a otro la puerta se abre, alzó una ceja porque creo que el destino me está jugando una mala broma.

Roberta: Diego... –La oigo decir mientras entra y cierra la puerta detrás de ella.

Diego: ¿Que hace aquí? –Pregunto serio. Se acerca a mi hasta el punto de rozar sus labios con los míos.

Roberta: Estoy aquí porque te amo. –Susurra y acaricia mi mejilla. Sonrió irónico y me alejo de ella.

Diego: Esto es lo más absurdo que he escuchado en mi vida, ¿A que vino? Dígame la verdad ¿A que vino? –Digo algo molesto.

Roberta: Diego sé que te hice mucho daño, pero solo te pido que te olvides de todo por un momento. –Dice triste. Se acerca a mi nuevamente y acaricia mi mejilla. __Mi amor yo te necesito, y sé que también tu a mí, no luches contra eso, hazlo por los dos. –Dice con ternura y junta su frente con la mía mientras se apega a mi cuerpo. No debo perder el control, tengo que ser fuerte, vamos tú puedes.

Diego: ¿Su esposo no la complace? –Pregunto sonriendo. Ella me mira algo dolida.

Roberta: Yo... Yo nunca tuve nada con Santiago, desde que nos casamos no me ha tocado, es porque así lo quiero yo, no dejó ni que duerma conmigo. –Dice segura. La miro incrédulo, Dios esta confesión, ¿Sera verdad? Pues claro que no, me cree estúpido.

Diego: Ay ajá, ¿Y que dijo? Diego se va a creer mi cuento, por favor, señorita valórese un poco. –Digo serio. Noto como algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas.

Roberta: Diego te estoy diciendo la verdad, entre Santiago y yo no pasa nada, mi cuerpo y mi alma te pertenecen solo a ti. –Se acerca a mí y rodea sus brazos en mi cuello. __Mi cuerpo solo reacciona ante ti, ante tus caricias, tus besos, solo por ti mi príncipe adorado. –Acaricia mi nuca y cierro los ojos sintiéndome relajado. Suspiro y la abrazo a mí, atrapó sus labios en un beso necesitado, ¡Dios, cuanto extrañe besarla! Acarició su cintura por encima del hermoso vestido que lleva puesto, ella toma los bordes de mi camiseta y la saca sin problema alguno, dirijo mis manos hasta el cierre de su vestido y lo bajo, acarició sus hombros mientras dejó caer el vestido y mis ojos brillan al contemplar su hermoso cuerpo después de tanto tiempo, ella está perfecta y única, me trae loco.

Diego: Eres tan hermosa. –Susurro mientras beso su cuello. Ella suspira y acaricia mi espalda con sus uñas. Acarició su trasero con las palmas de mis manos y gime cuando la apretó a mí.

Roberta: Hazme tuya, te necesito. –Susurra sin dejar de besarme. Me separó de ella y me dirijo hasta la puerta para ponerle el seguro, regreso a ella y la tomó de espaldas, beso su hombro y ella me deja acceso para besar su cuello y nuca mientras acarició su vientre.

Diego: Estas tan suave. –Sigo con mis besos en su cuello y mi mano se desliza hasta su parte íntima. Meto mi mano con delicadeza, la acarició y gruño. __Estas tan mojada, lista para mí. –Muerdo el lóbulo de su oreja y gime. Le doy la vuelta y la beso con pasión, la recuesto en la cama y me subo arriba de ella, besos sus labios y bajo a su cuello, desciendo con mis caricias por sus piernas hasta llegar con mis besos a su estómago.

Roberta: Mmm... –Gime y se arquea llena de placer. Sigo bajando hasta llegar a su monte de venus perfectamente depilado, dejó pequeños besos mientras quito sus bragas, acarició ambas piernas, tomó su pierna izquierda y comienzo a repartir besos castos desde la punta, ella de retuerce y llegó hasta su intimidad, sin pensarlo dos veces, hundo mi lengua en ella y se arquea. __¡Ah! –Gime y se aferra a la sabana. Sigo besando y lamiendo esa zona tan exquisita. __¡Diego! –Mmm escucharla gemir mi nombres me prende aún más. Sigo sin parar, siento como esta a punto de llegar. __¡Mi amor! Mi amor... Detente. –Pide agitada mientras toma mis mano y ambos nos arrodillamos en la cama. ___No quería que pasará eso, ya sabes. –Dice tímida y sonrió.

Diego: No pasa nada amor, es normal, eres exquisita. –Beso sus labios y sonríe.

Roberta: Hazme el amor, mi cuerpo quiere sentirte. –Susurra mientras besa mi cuello. Suspiro y acarició su espalda para quitar su brasiert, bajo con mis besos por su cuello, tomó uno de sus senos y lo llevó a mi boca, ella se arquea y observo como su cabello cae en cascada por su espalda, me dirijo a su otro seno y repito la misma sesión, sus mano acarician mi abdomen y se dirigen hasta el borde mi pantalón, los baja junto con mis bóxer, terminó de quitármelo y la recuesto en la cama de nuevo, me pongo en medio de sus piernas y acarició su rostro, beso sus labios y me hundo en ella. __ ¡Oh! –Gime y gruño mientras me muevo a un ritmo lento. ¡Dios, extrañaba esto! Esta tan apretada, aún como la recuerdo, conozco el cuerpo de mi Princesa, me está diciendo la verdad, el imbécil de Gorjesi no la ha tocado, y tampoco lo hará, esta mujer es mía, mía de mí. __ ¡Ah! ¡Más! ¡Más! –Gime y la embisto con rapidez. Rodea sus piernas en mi cintura y con sus talones me empuja hasta ella para tener más acceso de mí. __ ¡Oh por Dios! –Su boca se abre en una perfecta O cuando llega a su orgasmo, gruño mientras me muevo más rápido.

Diego: ¡Oh! –Gimo y me dejó caer cuando llegó al mío. Vaciándome por completo dentro de ella.

Roberta: Te amo. –Susurra en mi oído con la respiración agitada. Sus manos abrazan mi espalda y mi rostro está pegado a su cuello.

Diego: Muy buen trabajo. –Susurro y besos sus labios. Ella me mira extrañada y me encojo de hombros mientras salgo de ella. __Has mejorado, a eso me refiero, guao, tu si sabes quitarme el estrés. –Le guiño y me levanto. Ella se levanta confundida mientras envuelve la sabana en su cuerpo.

Roberta: ¿Porque me dices eso? –Pregunta mientras se acerca a mí.

Diego: Es obvio, usted vino a mi porque me necesitaba, yo la recibí porque necesitaba desestresarme, ambos ganamos, pero como ya está, ya se puede ir. –Sonrió y ella me mira asustada.

Roberta: Tu... Tú no puedes... No puedes estar hablando en serio, es una broma, es una broma ¿Verdad mi amor? –Dice desesperada y niego.

Diego: No es broma, lo digo muy en serio, es usted muy buena en la cama, pero ya terminamos, cuando guste se puede ir, a y no estoy disponible todo el tiempo, yo le estaré avisando. –Le guiño una vez. A los segundos su mano impacta en mi mejilla, gruño molesto y tomó sus muñecas para acercarla a mí. _Qué le pasa? Esta loca. –Digo molesto y solloza. Lo que me faltaba ahora está llorando.

Roberta: ¿Por qué? ¿Porque me haces esto? Me estas tratando como una cualquiera, eso si no te lo permito. –Dice quebrada mientras llora. Aflojó mi agarre y esconde su rostro en mi pecho mientras llora sin parar, soy en peor de los idiotas lo sé, pero ella se merece esto, ella merece sufrir como lo hice yo.

Diego: Buenas noches, cierre la puerta cuando salga. –Me aparto de ella y me meto al baño. Lo último que escuche fue la puerta de mi habitación cerrarse. __Esto es lo mejor, tú vas a sufrir, como que me llamó Diego Bustamante. 

Princesa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora