CAPITULO 23

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-¿Que haces aquí?-pregunta Eros tajante, esta viéndome desde el frente de la cama, en su silla de ruedas y con una ceja arqueada.

-¿Como llegaste hasta allá?-le contesto con otra pregunta, este hace una mueca mientras que da vueltas a las ruedas para avanzar hacia mi.

-Tu madre te busca, al parecer se entero que de tu escapada-mi boca se abre en una perfecta "o" mientras que tomo mi celular. Eros me entrega mi celular con todo el descaro del mundo.

Mierda, mi madre va matarme...espero que Emma u Orlando me hayan cubierto.

Guardo mi celular en mi bolso, me acomodo el cabello y lo coloco sobre mi hombro derecho, camino hacia la puerta en total silencio, pero antes de salir me volteo hacia Eros quien me da la espalda.

-Se que no es fácil, pero no tenemos la culpa de lo que te paso-cierro la puerta con total paz. No he tenido tiempo para decirle lo de Renata y creo que no es un tema que se hable por teléfono.

Me despido de cada uno de los presentes, y me marcho.

Voy en el Uber rezando porque mi madre ya se haya dormido, son las 9:02 p.m y ella duerme a las 8:00 p.m. Así que cuando abro la puerta con esperanzas de que mi madre este dormida y de evadir el tema, el universo conspira en mi contra.

Como si se tratara de una película, cuando paso por la sala sin hacer ruido y con los zapatos en mano, la luz de la sala se prende dejando ver a una Elena muy furiosa.

-Zaira Elena García Méndez-pronuncia mi madre con lentitud. Sabes que todo esta mal cuando tu madre pronuncia tu nombre completo, yo mientras tanto, me quedo parada en mi lugar, tomando mis zapatos con fuerza y cerrando mis ojos maldiciendo por lo bajo.

-¿A donde y con quien fuiste?-volteo a ver a mi madre, quien se encuentra con su bata de pijama, con los pies cruzados y en sus manos una taza de lo que parece ser te.

-Con Emma y Orlando-digo dándole una sonrisa de oreja a oreja.

-Aja y por eso estabas con Emma en el cine pero a la vez estabas en casa de Orlando cantando karaoke, ¡wow!, no sabia que mi hija tenia poderes-expresa con ironía a la vez que rueda los ojos.

-Mama yo...-me interrumpe mientras se levanta, dejando la taza de té en la mesa de centro.

-Pero nada, estas castigada por un mes-mi madre esta a punto de irse cuando hablo dejándola prácticamente helada ante mi confesión.

-Estaba en casa de Eros-nunca le he mentido a mi madre y creo que llego la hora de poner las cartas sobre la mesa.

-¿Que hacías con el?-pregunta mi madre dándose la vuelta, las manos echas puño a cada lado, sus mejillas se encuentran rojas, eso sucede cuando se enoja, y en sus ojos puedo ver ira pura.

-El...el me necesitaba-susurro, ver a mi madre enojada por tal motivo hace que me den ganas de llorar, siempre he sido una debilucha, pero no me dejo y la miro directo a sus penetrantes ojos negros.

-¿El te necesita?-pregunta con sorna-Zaira como puedes decir eso, un tipo como el asesino a tu padre, ¡a tu padre!-grita al borde de la histeria y desesperación con lagrimas en los ojos.

-Mamá deja de ser tan prejuiciosa, el no es como el tipo que lo acecino, el...-hago una pausa, porque a este punto estoy llorando, con la vista borrosa y con una gran vacío en mi corazón-el es diferente, lo puedo ver-sentencio callando por un maldito nudo en la garganta.

-¡Zaira por favor!, ¡te pedí que te alejaras de el!, no...-reitera dejando de gritar-te prohibí, que te acercaras a el y por supuesto que todos son iguales.

-¡Mamá podrías por un momento escucharme a mi!, ¡siempre se trata de ti!, ¡siempre te tengo que escuchar a ti!-grito haciendo que se calle, me mira sorprendida.

-¿Cuando vas aceptar que ya no soy una bebe?. Ya estoy creciendo, eres mi madre, tu deber es apoyarme. ¿Cuándo estuviste para darme un abrazo o preguntarme como me sentía?, cuando papá murió te encerraste tanto en tu mundo que no cavia yo, solo quieres mover los hilos a tu antojo.

-Zai...-niego-No. Dejame hablar, por un momento siento que puedo desahogarme. Siempre he hecho lo que quisiste-mi madre cambia de una postura amenazante y a la defensiva a una totalmente dolida.

-Salí del mundo de las drogas gracias Orlando, a mi nana y no por ti-le reprocho, hablar de eso hace que mi corazón se quiebre y me sienta decepcionada de mi misma. Mi madre deja escapar un jadeo lleno de dolor.

-A ti solo te importa el que dirán y tu me llevaste a rehabilitación solo por eso, no porque quisieras mi bienestar-me quito unas lagrimas con brusquedad.

-Después empecé a leer y tu siempre me preguntaste porque y ese porque, es porque por un momento...un momento que leía, me escapaba de la cruda realidad, me transportaba a otros mundos a uno completamente diferente de la rutina que TU me impusiste-la señalo con la vista totalmente borrosa, mi voz sale con tanto rencor que hasta yo misma me sorprendo.

Hubo un silencio, un silencio donde solo se escuchaba mi sollozos que trataba de ocultar y la respiración acelerada de mi madre mientras que llora en silencio. Vuelvo hablar.

-Nos teníamos que apoyar y tu me dejaste sola. No solo tu perdiste a tu compañero de vida, yo también perdí a mi héroe, a mi mejor amigo-sollozo, esto no es fácil, siento que tan solo hablar me quema, es tanto el dolor que siento, que me hace sentir que todo arde dentro de mi.

-Y cuando conocí a Eros, ver sus fantasmas, ver lo que conlleva estar con el, me hizo quererlo y aun no puedo afirmar que lo amo, porque solo llevamos un mes conociéndonos-esa es la verdad, hay muchas cosas que Eros me muestra y otras simplemente no, como esas quemaduras en su torso, hombros y unas que otras de sus pierna, no he dicho nada, pero algún día, lo hare .

-Te he necesitado muchas veces y no has estado y si para estar con Eros tengo que renunciar a ti, por muy egoísta que suene...lo elijo a el-finalizo pasando a un lado de ella, quien se queda mirando a un punto fijo de la sala aun con lagrimas en sus mejillas.

No va ser fácil estar en el mundo de Eros y si tengo que renunciar a mi mundo, lo hare, pero espero que el este esperando por eso.

Eros (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora