Capítulo 6: Glamping.

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《Cuando se trata de amor, el desastre está a la vuelta de la esquina》

Estaba muy nerviosa, Sesshomaru no era un hombre del campo, no lo imaginaba entrando a un tienda de campaña durmiendo casi sobre el suelo, ese no era su estilo, seguramente el tenía algo muy elegante planeado.

Se quitó la venda y lo primero que sus ojos vieron fue las rejas de lo que parecía ser un centro de  glamping, ¿Como no lo había imaginado? Sesshomaru era muy fino como para exponerse a una noche llena de mosquitos, lodo, y animales posiblemente peligrosos. Sonrió, este era el hombre que ella había elegido y amado toda su vida, él siempre haría las cosas sobre las espectativas.

—¿Ahora como pagarás por haber perdido la apuesta?— dijo divertido el peliplata mientras conducía por la entrada del lugar.

Lo pensó con cuidado—. Yo invitare la cena— dijo divertida, Sesshomaru hizo un puchero.

—¿Solo eso me darás?— preguntó coqueto, las mejillas se le sonrojaron, ella había querido darle más, pero él se portaba como nena diciendo que posiblemente ella estaba adolorida, y sí, le dolía, pero no mucho, además, ella quería hacerlo de nuevo.

—. Podemos...— decidió quedarse callada, le daba vergüenza pedirle de manera directa a Sesshomaru que esa noche lo hicieran.

—¿Podremos?— preguntó mientras conducía, Aome apretó los labios, podían hacer lo mismo que esa mañana, tal vez más, desgraciadamente a ella le daba vergüenza decirlo.

—. Podemos ver una película y comer nuestro postre favorito, ya sabes, como antes— dijo nerviosa y jugando con sus dedos, no había querido mencionar el pasado, pero los nervios le jugaron una mala pasada, miró a Sesshomaru sonreír triste, y con los ojos llenos de melancolía.

—. Hace diez años de la última vez que lo hicimos— él habló tranquilo, pero se podía sentir cierta tristeza en su voz, Aome se sintió mal por sugerir aquello, ¿Como era que su mente pecaminosa había pasado de pensar en una noche apasionada, a los recuerdos del pasado?—, eso me encantaría pequeña— Sesshomaru entre lazo sus dedos, la azabache se sintió aliviada, para ella sus recuerdos de la niñez con Sesshomaru eran sus recuerdos más preciados, aunque sospechaba que para el ojos ámbar eran dolorosos—¿Miramos algo de terror?— le pregunto animado, la azabache sonrió.

—. Me gustaría mucho— dijo alegre, él solo río.

—. No comprendo tu gusto por esas películas, eres el ser más miedoso que existe y aún así insistes en mirarlas— la molestó el peliplata, Aome hizo un puchero, ella tampoco comprendía ese masoquismo suyo, miraba esas películas y después dormía con la luz encendida por una semana completa.

—. Bien— Sesshomaru estacionó el auto—, llegamos— se quitó el cinturón y miró lo que había frente a ella, río, era como una tienda de campaña, una muy lujosa, con un espacio de cristal que seguramente en la noche daría una vista perfecta de las estrellas, se bajo del auto y él la imitó, rápidamente el peliplata se paró junto a ella.

—¿Te gusta?—le preguntó lleno de orgullo, ¡¿Que si le gustaba?! ¡Le encantaba! Era muy bonito, y para ser honesta, era como acampar, pero con mucho glamour, caminaron a la entrada de la ¿Habitación? Que Sesshomaru había reservado, ahí los esperaba un sonriente hombre vestido de guardabosques.

El Viudo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora