Pasado: Beso.

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《BésameJunta tu labios con los míos otra vez

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Bésame
Junta tu labios con los míos otra vez.
Que quiero amarte y decirte lo que sé.
Pero no encuentro las palabras, bésame—
Josean Log, Beso》

Estaba cansada, dios era su testigo, pero la cansaría más seguir escuchando a Bankutso y su intento de convencerla de salir esa noche, suspiró y levantó su trasero del cómodo sofá.

—. Iré, pero cállate de una vez— dijo mientras caminaba a su habitación, escuchó a su amigo celebrando.

Se estiró, hoy era su cumpleaños número 19, no se sentía muy bien, hacía un mes hubo un brote de alergias y gripe, eso término con ella con temperaturas muy altas, y con la nariz tapada por la gripe. Se había mejorado apenas antier, su cuerpo aún dolía un poco, y estaba demasiado sensible.

Se dio un rápido baño, y al momento de elegir, miró el regalo de su madre, ella le había enviado un bonito vestido color blanco, con mangas de encaje, un cinturón de chongo arriba de la cintura, era casual, pero manteniendo un toque elegante. Busco unos tacones rojos, y ahora, con una mejor actitud, se preparó para esa noche, dejó sus cabellos caer en ondas, muy poco maquillaje, solo máscara de pestañas, algo de rubor y un brillo labial rosado. Se miró al espejo, el atuendo tenía un toque elegante y femenino.

—¡Estoy lista!— gritó saliendo de su habitación, Bankutso al verla se sonrojo, en los últimos años, miró como Aome crecía, la vio pasar de estar plana, y comerse los mocos, hasta convertirse en una mujer femenina, pero manteniendo un toque infanti...

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—¡Estoy lista!— gritó saliendo de su habitación, Bankutso al verla se sonrojo, en los últimos años, miró como Aome crecía, la vio pasar de estar plana, y comerse los mocos, hasta convertirse en una mujer femenina, pero manteniendo un toque infantil y puro.

—. Sango me llamó, ella llegará al restaurante— Aome asintió y tomó de la mano a su amigo, Bankutso miró por un momento sus manos, habían tomado esa costumbre después de cumplir 16, era algo con lo que simplemente habían comenzado un día y se les quedó hacerlo. Tal vez, sí le decía que la amaba, ella se lo diría también.

Ambos platicaron animadamente en el caminó al restaurante, siempre se divertían en la compañía del otro—. Yo creo que debes darle un chance a Ayame— soltó con simpleza aquel comentario, Bankutso no lo pensó.

El Viudo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora