Vigilancia - Capítulo 27

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Observar a aquel líder en aquella situación tan humillante me había dejado sin palabras, sus caricias continuaban recorriendo mi espalda mientras aún mantenía la mirada baja y miré mi cuerpo cubierto de heridas profundas y algunas cicatrices. No podría continuar aceptando que me continuara lastimando solo para saciar su sed de sangre, no podía perdonarlo, estaba cansada. No sabía qué hacer al respecto, tenía que volver con Neun pero él me necesitaba también; suspiré y me puse de pie lentamente a la vez que lo miraba fijamente.

- Señor, tengo que volver con mi hermano, ahora en estos momentos me necesita, no puedo quedarme, además, estoy harta de que me continué hiriendo. –

Dije mientras le mostraba las múltiples heridas abiertas y sanas de mi espalda.
El líder me miraba en silencio, nuevamente con aquellos fríos ojos multicolor; de igual forma se puso de pie y me abrazó fuertemente.

- Solo... No escapes. –

Murmuró en un tono tan bajo que apenas le había entendido, me sorprendió aquella petición dándome la sensación de incomodidad pero asentí inconscientemente y salí de la habitación en silencio.
Suspiré del alivio cuando por fin había dejado aquella tétrica sala, estaba realmente aterrada cada vez que me lo topaba últimamente, sentía que me escondía algo...

¡¡Las preguntas!!

Me golpeé mi cabeza al darme cuenta que eh estado olvidando aquello tan importante, pero, será mejor que por hoy lo deje.
Vi mi ropa desgarrada y suspire molesta.

- Vaya, nuevamente tendré que irme a cambiar y tal vez después pueda visitar a Kotoh- Oh...-

Lo había olvidado, sentí como mi corazón se encogía de la tristeza y continúe mi camino a cambiarme de ropa y vendas, estaba decidida a irla a buscar mañana por la mañana.

Una vez con ropas nuevas, pasé por la cocina antes de llegar a nuestra habitación, le había prometido un regalo a mi hermano, vi al señor Makeoto y le sonreí amablemente.

- ¡Buenas señor! Disculpe, ¿Me podría regalar algún durazno? –

- ¡Claro! Ten. -

Hice una reverencia mientras aceptaba gustosa los frutos. Al darme la vuelta para irme, el jefe tomo mi hombro con cuidado.

- Lamento mucho lo que le sucedió a Kotoha, espero que este bien. Y disculpa mi intromisión, pero ¿Podrías informarle al líder que la semana que viene vendrá un oficial para hacer el chequeo mensual? –

- Oh, sí. Yo le digo. –

Dije con un tono melancólico, obviamente le diría mañana, no era un buen momento para ir con él.
Nuevamente hice una reverencia y salí del lugar mientras observaba uno de los duraznos, mi cabeza recordaba y recordaba todas las incógnitas que tenía aparte de la desaparición de mi amiga, realmente necesitaba hacer algo al respecto.
Al cabo de unos minutos, por fin llegué a mi habitación y vi a Neun de espaldas, corrí y lo abracé.

- ¡Mira Neun! ¡Te traje duraznos pequeño hermano! –

- ¿A quien le dices pequeño? Tengo 16. Pff. –

Decía mientras reía por las cosquillas que le hacía, cuando me miró noté que sus ojos estaban cristalinos e hinchados.

- ¿Continuaste llorando? –

- Uh... Si. No dejo de pensar que fue mi culpa. –

Le acaricié su cabeza tratando de consolarlo y que olvidara ese cruel pensamiento mientras él partía el durazno listo para comer.

- C-Cambiando de tema... ¿qué pasó con el líder? ¿Si te dije que estuvo conmigo todo el día mientras tú estabas fuera? Le estaba gritando a todo el personal preguntando donde te habías metido, daba miedo. Estaba tan alterado. –

- ¿Uh? ¿De verdad?... Uhm, solo me dio unas indicaciones sencillas, me dijo que o-ordenara las yukatas del ofuro. Ehh... Te tengo que decir algo Neun, será mejor que te mantengas alejado de él por un tiempo cada vez que no esté contigo... Por favor. –

Miré a Neun seriamente, estaba preocupada de que algo le llegase a hacer.

- ¿Eh? Uhm, ¿Puedo preguntar por qué? -

- Bueno, últimamente a estado extraño... Y me está causando cierta desconfianza. Tendré que esforzarme más para irnos de aquí. -

- ¿¡Irnos?! Eh- Bien bien. Solo no te excedas. S-Si necesitas ayuda, dime. -

Sonreí y le dí nuevamente unas palmaditas en su cabeza para después hacerle una seña para irnos a dormir.
Estaba muy cansada y adolorida, necesitaba dejar de pensar en todas mis dudas y preocupaciones. Cerré los ojos y dejé que mi mente vagara en lo profundo de mi inconsciente.

Pasaron las horas, sentía como la temperatura repentinamente se elevaba, fruncía mi ceño mientras abría los ojos molesta para ver que sucedía, al ver de que se trataba sentí como mi respiración se detenía mientras un hormigueo frío recorría mi cuerpo.
El señor Douma estaba encima mío aprisionándome con sus brazos a cada costado.
Volteé asustada a Neun que estaba al lado mío y estaba profundamente dormido dándome un poco de tranquilidad.

- S-Señor... ¿Q-Qué hace aquí? -

Pregunté lo mas bajo posible pero no hubo respuesta alguna, su mano comenzó a acariciar mi mejilla lentamente mientras aquellos ojos resplandecientes brillaban en la oscuridad.
Después de unos minutos habló en un susurro.

- No podía aguantar la culpa de haberte lastimado tanto, no entiendo que me sucede.
Siento que comienzo a perder la cabeza cada vez que te tengo cerca. -

Su mano se deslizaba por mi cuello, provocándome un terror ya que comencé a pensar que en cualquier momento me podría ahorcar fuertemente hasta mi muerte. Traté de quedarme lo mas quieta posible rogándo mentalmente que no me hiciera nada.

- Prometo no volverte a lastimarte pero te vigilaré arduamente. -

- N-No lo entiendo- -

Se ponía de pie antes de que pudiera terminar, rápidamente se dirigió a el fusuma mientras me miraba y solo sonrió tiernamente para luego irse de la habitación.
Estaba perpleja.

¡¿Qué demonios esta pasando?!
¡No lo entiendo, no entiendo ninguna mierda de lo que sucede con él!

Comencé a golpear mi almohada tratando de desahogar toda mi frustración e impotencia, lo peor que aquella confusión y misterio era lo que me gustaba de él.
Justo en estos momentos me odiaba bastante, no podía creer como podía amar y odiar al mismo tiempo.

¡¿Qué carajos?!

Suspiré al terminar de golpear la almohada y miré a mi hermano.
Me acerqué y me acosté juntó a él mientras lo abrazaba fuertemente tratando de volver a dormir.

Oh Kotoha, ¿Qué terror habrás pasado?

Pensé antes de perderme en el reino de los sueños.

𝐿𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝐻𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora